miércoles, 28 de octubre de 2009

ALPHA Una nueva aventura


Una nueva aventura



Ángel Soberanes


Capitulo 1
¡Lo logré!
Agosto 3




Por fin llego el día, lo he estado esperando por mucho tiempo con mucha emoción pero para ser sincero también con miedo, hoy es cuando dejo todo, abandonándome por completo a mi “nuevo entrenamiento”, bueno al menos así lo llama mi hermano. Dijo que era como un campamento de entrenamiento intensivo.
Y si entiendo a que se refiere, estoy seguro que esto me ayudara a crecer mucho, como persona como Cristiano y también, en… pues, cosas raras como me gusta llamarlas. Pero, dejar a mi familia, a mis amigos, a mi novia, la escuela, y sobre todo el alejarme de mi hermano, ósea mi mejor amigo con quien he compartido tantas cosas, tantas aventuras, tantos secretos y tantas batallas; en verdad me asusta. Pero estoy seguro que hago lo correcto, necesito hacer esto mi alma me lo pide a gritos, no sé cómo explicarlo es como un “algo” dentro de mí que solo encuentra paz y plenitud cuando pienso en estar aquí, dedique tantas horas de oración y tantas mas de meditación y después de estar discerniendo por meses, lo he decidido.
Recuerdo que a todos les sorprendió cuando les dije, varios aun no lo creen, otros hacen apuestas para ver cuánto tiempo aguantaré, mi maestra de Yoga me dijo que entendía el por qué lo hacía, que ella me veía cara de otra cosa, pero nunca entendió que simplemente no me interesa el volverme budista. Mis compañeros de capoeira me pidieron muchas explicaciones pero terminaron por apoyarme, dicen que estoy loco, pero me apoyan de cualquier manera; mi familia estaba feliz, mi mamá se la pasa abrasándome desde que le dije que me iría pero dice que está muy feliz y que prometió prepararse emocionalmente para no llorar mucho cuando me valla y mi papá está muy orgulloso, y se la pasa presumiéndoselo a todo mundo, y mis hermanos pues aun no entienden muy bien pero creo que están felices sobre todo José, pero creo que es por el hecho de que le quedara el cuarto para el solo; y Aidé mi novia, bueno ex novia, hace como una semana que no hablo con ella pero anoche me mando un mensaje deseándome mucha suerte y diciéndome que siempre me va a querer, lo cual es muy raro porque el fin de semana pasado me pidió que no le hablara y que no quería saber nada de mí, que quería estar sola y tener su espacio, lo cual en realidad creo que es sano, en verdad la quiero muchísimo es mas hasta le llegue a decir que la amaba y no mentí como otras veces, pero Dios tiene otros planes para mí y pues, debó obedecerlo y confiar en él, aparte creo que el ya la había preparado, hace un mes le dije que deberíamos dejarnos de ver porque no tenía sentido seguir engañándonos así, que me iba a ir en un mes. Recuerdo como se le llenaron los ojitos de lágrimas y lógico, siendo tan chillón, me puse a chillar ahí en la banqueta con ella.
“Si me lo imaginaba, solo era cuestión de tiempo; pues que Dios te bendiga mi amor y si eso es lo que ocupas para ser feliz adelante, te apoyo por completo. Me va a doler mucho y me tomara tiempo procesarlo, pero lo único que quiero es que seas feliz. ¿Pero que esperaba? siempre he creído que estas destinado para dar mucho, y me siento afortunada de haber caminado contigo durante este tiempo.” Esas palabras jamás las olvidare, y nunca entendí como es que ella tenía un concepto tan grande de mi, ella me veía tan fuerte, si tan solo me pudiera ver ahorita, parezco niño asustado.
Ya habíamos planeado este día primero desayunamos toda la familia juntos, como siempre en mi familia cualquier celebración gira alrededor de la comida, esperamos a que Rojo llegara del trabajo, Rojo es mi hermano adoptado, es mi mejor amigo y aunque no somos hermanos sanguíneos lo hemos adoptado como parte de la familia. Entre todos hicimos mis maletas hasta que llego Alberto y me abrazo tan fuerte que casi me rompe una costilla; mientras bajamos al carro me acorde de todas las aventuras que habíamos pasado los tres, tantas luchas y tantos momentos tan felices.
Crecimos juntos y unidos entramos a un mundo desconocido donde no todo es lo que parece; ellos no lo tuvieron como yo con el padre Albino, sus platicas me habían confundido mucho cuando era chico pero, ah como me habían sacado de apuros ya de grande, el me enseño que Dios da distintos dones a distintas personas, como lo expresa la biblia en la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios. 12, 4-11. Descubrimos ciertos dones, rojo tenía el don de sanación, con sus manos podía sanar, lo llamaban Beta y Alberto no poseía ninguna habilidad sobrenatural por llamarla así pero, nadie le ganaba indagando y buscando información, y yo poseo el don de la empatía, lo que en pocas palabras quiere decir que siento las emociones de los demás y no muy bien, aun lo estoy aprendiendo pero puedo mover cosas con la fuerza de mi mente, creo que leí que se llamaba telequinesis, pero aun no soy muy bueno. Estos eran dones que Dios nos había dado y los utilizamos para servirle a él, nos permitió entrar a un mundo que nosotros pensábamos solo existía en las películas donde las personas veían el futuro, leían la mente donde habitaban seres místicos, pero también existían cosas horribles, demonios que habitaban en nuestra ciudad, fantasmas, vampiros y demás cosas que habitaban solo en nuestras pesadillas.
Llenamos el carro pero no cupimos todos, así que unos cuantos se tuvieron que ir en taxi. Llegue al edificio ya había entrado antes pero al pasar por este pequeño túnel vi esos cuatro pisos y me parecieron tan grandes. Me baje del carro y parecía que mariposas del tamaño de elefantes revoloteaban en mi estomago, estaba tan nervioso, Rojo y Alberto me ayudaron a subir las maletas al segundo piso ahí había muchas otras maletas así que asumí que debía subir las mías también, pero no había nadie conocido por ningún lado. Le sonreí a varios muchachos que estaban parados esperando algo, tenían una cara de miedo que casi me hace reír, hasta que pensé que lo más probable es que mi cara sea igual a la de ellos.
Salió de una oficina un hombre alto, de lentes muy sonriente, su pelo me recordó a uno de los muñecos de mi hermana, estaba tan bien acomodadito que parecía de plástico “¿Quien de ustedes se va a quedar?” pregunto sonriendo, se acercó a nosotros muy amablemente los otros tipos levantaron la mano, así que yo hice lo mismo mientras Rojo y Alberto se fueron a recorrer los pasillos, entramos a la oficina y pude palpar sus ganas de hacerme sentir tranquilo, sonreí un poco, gracias a la empatía puedo a veces percibir los sentimientos ajenos y lo que él sentía en ese momento me recordó a la emoción que tienen los papás cuando quieren calmar a sus hijos. Me hizo unas cuantas preguntas, mi nombre, mi edad, donde había estudiado y cosas así, después la pregunta que me habían hecho ya tantas veces “¿Eres de Tijuana? Entonces ¿Por qué estas para Ensenada?” yo siendo de Tijuana decidí estudiar para ejercer en Ensenada y aparentemente esto causa muchas dudas, pero di la misma respuesta que he dado ya tantas veces, de hecho parece ya como una grabación que automáticamente doy “pues haya tuve mi proceso, haya paso todo, fui de misiones haya y haya me invitaron, y no sé, solo siento el llamado para esa diócesis.” No tuvo objeciones lo cual fue bueno, me dio una pequeña llave marcada con el numero sesenta y seis aparentemente mi numero de cuarto, debó recordar guardarla bien porque si no la voy a perder.
Me llevo a mi cuarto y antes de despedirse menciono que él va a ser mi prefecto de disciplina, bueno no se ve tan mal. Mis papás me ayudaron a subir las maletas, cuando abrí lo que sería mi cuarto no sabía que decir, tenía un escritorio una silla, un closet y una cama pequeña, en verdad es un cuarto muy pequeño pero, es mío, era tan pequeño que ni siquiera cabíamos todos juntos tuvimos que tomar turnos y después de muchos consejos de cómo adornarlo bajamos al patio a pensar un poco, en verdad creo que solo estábamos posponiendo lo inevitable, la despedida.
Llegaron los de Ensenada, no he convivido con ellos mucho, solo los vi una semana y de hecho no me siento muy unido con ellos, todos tienen cosas en común, escuelas, lugares de óseo, ellos platican de cosas que yo no entiendo así que cuando platico con ellos me la paso sonriendo y moviendo la cabeza aunque no entiendo la mitad de lo que dicen, pero bueno, ya había pensado que esto pasaría, ellos son de la misma cuidad y Ensenada es pequeña donde la mayoría de las personas se conocen y yo pues solo he ido un par de veces. Los fui a saludar, llego Chema, no recuerdo cual es su verdadero nombre pero dicen que estuvo en el desierto, y un gordito de ojos saltones que en realidad me pareció muy… ¿Cual es la palabra?... bueno creo que le gusta llamar mucho la atención, gritando y haciendo comentarios inapropiados y sinceramente creo que le gusta humillar a los demás. También llego Alex muy agarrado de la mano de su mamá la señora muy guapa bien arreglada no lo soltaba y parecía que lloraría en cualquier momento, presente a mis papás y llego el momento que tanto miedo me daba la hora de despedirme.
Había ensayado lo que iba a decir, el cómo decirlo y sobre todo me prometí que no iba a llorar, primero mi hermano José me abrazó, me dijo que me iba a extrañar, pero que agradecía el hecho que ya iba a tener el cuarto para él solo, después mi hermanita Aidé, también se despidió dándome un abrazo muy fuerte, no sé a qué hora paso pero esa niña ya era una señorita, y luego mi hermana Rebeca, Beca o Beky de cariño, me dijo que me quería y me dio varios consejos de cómo decorar mi cuarto; en fin Beky. Después mi mamá ya para este punto decidí que si iba a mantener mi promesa de no llorar no debería decir nada; me abrazó y paso lo que ya todos sabíamos que pasaría las lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas, “no voy a llorar, no voy a llorar” me repetía a mi mismo una y otra vez mientras luchaba por hablar con el nudo en la garganta.
“No me hagas caso mijo estoy feliz, te voy a extrañar muchísimo pero estoy muy contenta”
Me soltó y rápido se fue al carro no quería que la viera llorar. Alberto se acerco y me dio un abrazo también se despidió y fue a ayudar a mi mama a entrar al carro; mi papá me abrazo me dijo lo orgulloso que estaba de mí y me dijo que le echará muchas ganas pero que cuando yo quisiera regresar a la casa las puertas estaban abiertas yo dije un frágil gracias y ya no pude decir nada mas, sabía que a mi papá le costaba muchísimo expresar sus sentimientos y lo vi tan abierto, tan expuesto que tomo todas mis fuerzas para detener mis lagrimas, y luego Rojo, había practicado lo que le diría, quería decirle que no lo abandonaría, que tratara de comprender que tenía que hacer esto pero que a pesar de que ya no lo podría ver diaria jamás dejaría de quererlo como a un hermano. No quería que se sintiera abandonado y quería que comprendiera que solo era algo que tenía que hacer, pero cuando se acerco solo lo abrasé, me dijo que me iba a extrañar mucho y yo no pude decir nada, me soltó y antes que se fuera trate de hablar pero de mi boca solo salió
“Rojo yo… yo… pues”
“Ya se no tienes que decir nada…nos vemos ok”
El sonreía pero podía sentir su tristeza y un cierto grado de miedo. Y antes de irse regreso y me dio otro abrazo
“Y no estés haciendo cosas raras he que te van a quemar vivo en una de las palmeras del patio he”
No pude evitar reírme, aunque en cierta parte de mi sabía que tenía razón. Me quede ahí parado mientras todos subían al carro ya que sin mí y las maletas, apretados pero cabían todos, cuando se marcharon fue como si lo viera en cámara lenta. Subí a mi nuevo cuarto y cerré la puerta sin saludar a nadie. Ahí el nudo en la garganta se hizo más grande “No llorare” me repetí y me puse a desempacar, el mantenerme ocupado me ayudo y después de un rato el señor que me entrevisto se toco la puerta para avisarme que iniciaríamos en quince minutos que me alistara.
Entre a una capilla alumbrada levemente, con un vitral azul en la parte del fondo, en la parte del centro enfrente había un altar y una cilla a su costado, todos vestían sotanas negras con algo como una túnica blanca encima vi a la parte izquierda a los nuevos que como yo tenían puesta ropa normal y se veían un poco ansiosos, sin saber que esperar. Me senté junto a Alex quien sonrió al verme.
“¿Qué vamos a hacer?”
Me pregunto pero con señas le dijo que no sabía. Un órgano comenzó a tocar, todos se pusieron de pie así que nosotros también y entro un muchacho con un incensario por el pasillo de en medio el humo inundando el lugar con un aroma a mirra y flores lo seguían dos muchachos con velas en las manos y cuatro hombres mayores con túnicas blancas reconocí al que me entrevisto entre ellos y hasta atrás entro un hombre con una túnica dorada con blanco.
Se pararon al centro frente al altar e hicieron reverencia cada quien tomando su lugar, los cuatro de blanco en la parte de enfrente pero en cuatro sillas al fondo a la derecha y el de dorado en la silla junto al altar, subió uno de los muchachos de negro y comenzó a dirigir unos cantos que parecían gregorianos, mientras todos lo seguían yo como no tenía ni la menor idea que decían me dedique a absorber el momento, Jorge estaba del otro lado con su sotana y cantando con los ojos cerrados, las pocas luces el olor a incienso y los cantos le daban un sentido místico a la noche. Después de un rato los cantos se detuvieron y todos se sentaron así que nosotros también y ahí fue cuando el hombre de dorado se levanto y tomo la palabra.

“Jóvenes antes que nada, a los alumnos del curso introductorio les quiero dar la más cordial bienvenida, así como a los ya habitantes de esta su casa, a nuestros alumnos que regresan a este nuevo ciclo escolar, alumnos de la Paz, de Ensenada y de nuestra local Tijuana, los invita a pedir por los que no han regresado así como a tratar de facilitar la estancia de nuestros alumnos del curso introductorio”
Decía esto dirigiéndose a nosotros. Con palabras muy elocuentes nos dio la bienvenida a todos y nos explico las actividades del día siguiente nos dijo las reglas básicas según lo que entendí, debíamos vernos presentables con zapatos no tenis, un corte de pelo adecuado con las patillas no más largas de tres dedos; por suerte me acababa de cortar el pelo aunque iba a extrañar que me llegara hasta el hombro y en silencio me despedí de mi pelo multicolor. De preferencia usar pantalón de vestir no mezclilla y si decidíamos usarla tenía que ser digna, no deslavada no rota y no muy guanga; por un momento recordé los pantalones que deje en mi casa, con agujeros suficiente grandes para meter el puño el tipo de pantalones que se estaban usando que te ponías para lucir tus bóxers. Teníamos que participar en los actos de la comunidad sin excepciones, seguir el horario y sobre todo ser obedientes.
“Yo, como la mayoría ya saben soy el Rector el padre Eduardo y les quiero presentar a el equipo formador que estará trabajando con nosotros este año. El formador de disciplina es el Padre Ramón”
Uno de los hombres de blanco se puso de pie, era muy delgado y de lentes y sonreía amablemente, los muchachos susurraban entre sí pero nosotros que estábamos en una sección aparte no alcanzamos a escuchar lo que decían el Rector continuo
“Para los muchachos de introductorio el formador tanto de disciplina como académico será el Padre Memo”
El señor que me entrevistó se puso de pie y solo dejo escapar una ligera sonrisa
“El formador de espiritualidad para la comunidad será el Padre Lamberto, quien se integra este año a nuestro equipo”
Se puso de pie sin siquiera parpadear, muy serio hasta parecía enojado y de nuevo todos murmuraban
“El formador de espiritualidad para el grupo introductorio será el Padre Jorge”
Se puso de pie el ultimo, era gordito con una gran sonrisa nos saludo. Ya que los mormullos acallaron un poco el rector continúo
“Siéntanse en confianza, con nosotros, ya que somos su nueva familia, si tienen alguna pregunta acérquense con cualquiera de ellos o en su defecto con migo y sepan que nuestras puertas están siempre abiertas, siéntanse orgullosos por haber tomado esta decisión y por haber contestado con generosidad el llamado que se les ha hecho a cada uno de ustedes, y recuerden que ustedes son elegidos y todos son llamados ya es cuestión de ustedes si mantienen ese llamado vivo o si lo dejan morir, les comparto la alegría que me da el verlos aquí, y solo les aconsejo que vivan cada instante al máximo y que se permitan vivir esta experiencia”
Con eso se despidió todos se volvieron a poner de pie y todos a una voz recitaron un rezo que no me sabia y antes de salir el P. Ramón se paro enfrente y dijo a todos
“Pues para comenzar les digo por hoy es todo, espero verlos en su cuarto y mañana el levanto será a las siete de la mañana y nos vemos aquí de nuevo”
Con eso salimos y me fui a mi cuarto cheque quienes eran mis vecinos a mi izquierda un muchacho morenito muy chaparrito, se llama Gabino dijo que era de Chiapas y a mi derecha un muchacho ya más grande que tenía manchas en la piel pero no parecía acomplejarlo me conto él como había dejado las drogas y como se convirtió cerré la puerta y me tire en la cama.
“Lo logre, Ya estoy aquí, no puedo creerlo soy un… ¡seminarista!”

Ejercicios Espirituales
Agosto 6
Esta semana tenemos ejercicios espirituales así que después de que desempaque toda mi ropa, tuvé que volver a empacarla para podernos ir, pero no me molesta, de hecho el mantenerme ocupado es bueno, me ayuda a no pensar mucho. Desde hace dos días tuvimos que venir al seminario menor, es mucho más grande y como los que aquí viven aun no entran de vacaciones esta perfecto para este pequeño mini retiro y podría decir que estoy orgulloso de haber roto mi gran problema antisocial, porque yo le hable primero a Alex, un muchacho de mi diócesis a quien había visto en mi preseminario “aunque no le dirige la palabra en toda esa semana” pero, la verdad es que solo le hable por un dolor de cabeza, fue el lunes mientras subía mi maleta a la camioneta que nos iba a traer, me comenzó a doler mucho la cabeza pero me di cuenta que era mi empatía, me estaba afectando el dolor de alguien más, al fijarme en quien podía ser Alex se estaba sobando la frente con cara de niño regañado, trate de cerrarme para que no me doliera pero no funciono, lo cual no me sorprendió, según lo que me han dicho mi empatía está conectada directamente con mis sentimientos y como estos no estaban muy bien controlados por el momento mi empatía tampoco.
Era hora para el plan B. me hacer que y olvidando por completo el que tanto me aterra conocer gente nueva le pregunte:
“¿Te duele la cabeza?”
Lo cual fue una pregunta muy tonta, porque era ya sabía que le dolía pero ¿qué iba a decir? Sé que te duele la cabeza podrías no acercarte a mi porque haces que me duela a mi también. “Claro…”
“si me ha estado molestando toda la mañana, no pude dormir porque mi ventana se escucha todo el ruido, carros ambulancias, patrullas, pero estoy en Tijuana ¿Qué esperaba no?”
Luche por no decirle nada, el era de Ensenada y pues era cierto, ensenada era mucho muy callada, pero pude haberle dicho que era muy aburrida, que nunca había nada que hacer y… bueno el punto no era pelear, de pronto como que a mis compañeros de diócesis se les olvidaba que yo si era de Tijuana y a pesar de sus muchos imperfectos yo la quería mucho, lo importante ahorita es detener el dolor de cabeza, así que continúe:
“¿Y ya tomaste algo?”
La pregunta sonó llena de sentimiento es mas Miguel quien iba pasando por ahí soltó una carcajada y con burlas se fue a meter sus maletas, algo de ya encontraste a tu mamita, o mira quién es la enfermera o algo así, en verdad no le hice mucho caso y si lo dije sinceramente, no tanto por el si no por mí, si ya había tomado algo entonces solo me tenía que esperar, lo malo de los dolores empáticos es qué aunque yo me hubiera llenado de pastillas, como el dolor no es mío, jamás me harían efecto.
“Pues no pero ya llegando haya tomo algo”
Pero al pensar en el viaje de media hora en una camioneta apretada con dolor de cabeza decidí ir a la tienda de la esquina y comprarle algo para el dolor, algo fuerte. Lo tome del brazo y casi lo arrastro para afuera, el dolor me estaba desesperando:
“¡No! Son como treinta minutos de aquí al seminario menor y no pienso ir soportando un dolor de cabeza… digo no debes ir soportando un dolor de cabeza, vamos a la tienda ven”
Le compré tres pastillas de las más fuertes que tenían y después de asegurarme que se las tomó nos subimos a la camioneta.
Al llegar estaba el Padre Jorge esperándonos
“Bienvenidos al seminario menor, soy el Padre Jorge y como les dijeron ayer seré su director espiritual. Dejen sus cosas en el salón y ya les asignaremos su cuarto más tarde, nos vemos en quince minutos en el salón de conferencias”
Subimos las maletas y salí a caminar, este lugar emite una sensación un poco extraña, camine por el jardín trasero, y me pareció ver a alguien en el propedéutico, es un edificio de tres pisos, que se utilizaba hace mucho para los alumnos de introductorio, pero había tenido algunos problemas y ya llevaba abandonado por varios años, no me hice mucho caso, era mi segundo día en el seminario y no quería comenzar con cosas raras, eso de perseguir fantasmas y luchar contra demonios, no era algo que un buen seminarista debería hacer. Me di la vuelta y me dirigí al salón ignorando por completo mi curiosidad por ver que era, al llegar encontré que varios estaban acomodando las sillas para comenzar a escuchar la charla.
Comenzó a platicar él padre, nos dio la bienvenida y repartió los cuartos; fueron habitaciones compartidas “Genial tengo que compartir un cuarto con cuatro tipos que no conozco, ¿Qué podría ser mas divertido que eso?” me tocó el cuarto número tres, esta hasta el fondo de un largo pasillo muy obscuro, aun de día. Mis compañeros de cuarto son Jonathan o “Jonna” como le dicen, bajito moreno claro, el pelo oscuro y muy bien peinado, es un muchacho aparentemente serio, callado y que cursó ya tres años aquí en el seminario menor junto con Roberto, o “Wacho” creo… quien también compartía el cuarto con migo, es alto, moreno, narizón… “muy narizón” entro cargando una guitarra así que asumí que tocaba, saco sus cosas y se sentó a checar su celular, con cara melancólica, yo conocía esa cara, “Ex novia”. Entró también Rafael, güero de ojos de color, creo que venía de Estados Unidos, hablaba mucho y llego haciendo escándalo, en verdad era muy gracioso. Tomé una cama junto a una de las ventanas, para poder distraerme si era necesario. En la noche trataba de dormir, pero los otros tres estaban platicando, recordando una promesa que me hice, “no ser tan cerrado y mínimo tratar de socializar” me levanté y me acerqué, tratando de unirme a la platica, terminamos contando chistes y diciendo tontadas, en verdad me divertí bastante. Resulto que Jonna es muy bueno para contar chistes “y tan serio que se ve” y nos tenía a todos casi llorando de la risa, Rafa era Chef en el otro lado y compartíamos el feo vicio del cigarro, “Mínimo no era el único” le pregunte a Wacho por que le decían así, y dijo que antes de entrar al seminario, quiso entrar a algo de los soldados mas no le funciono, pero cuando sus compañeros del semi se dieron cuenta, el apodo se le quedo.

Agosto 7
Aun me siento como en estado de shock, no entiendo muy bien lo que pasa, y solo voy de actividad en actividad, aun sin asimilar bien lo que sucede. En la mañana me levanté y me metí a bañar, en un baño muy incomodo con cinco regaderas que teníamos que compartir, “vida comunitaria yei” bajé a desayunar a un comedor con dos mesas muy largas donde todos comemos juntos, varios nos traían platos grandes llenos de comida y todos teníamos que servirnos de ahí, me quede sentado viendo esta escena, muchas cucharas entraban a los platos y muchísimas manos atravesaban la mesa intercambiando comida y bebida, no podía creer lo que veía, se me figuraba que si trataba de meter la mano alguno de ellos me iba a morder. Reaccione de pronto al darme cuenta que la comida ya casi se terminaba, me toco comer solo lo que había sobrado, un rico y nutritivo plato de arroz con la verdura que había sobrado del platillo fuerte. Hice una nota mental “Sírvete rápido”. Las pláticas fueron entretenidas, lo cual me sorprendió, el Padre Jorge nos hablo sobre el Pecado y el amor de Dios, trató de hacer conciencia sobre los problemas que existían en nuestra sociedad y lo más importante, el qué estamos haciendo al respecto. Que, aunque eran temas que yo ya había escuchado varias veces, el enfoque que les dio me gusto.
En la tarde otra vez bajamos a comer y la escena se repitió la comida intercambiaba de manos tan rápido, y los platos se vaciaban una y otra vez, pero ahora si me apure a tomar la comida “ya tenia mucha hambre” me serví y al ver a mi derecha, vi a Alex con el plato vacio y con la misma cara que debí tener yo en la mañana, le pasé el plato, lo cual rompió su pequeño trance.
“Sírvete o te vas a quedar sin comer otra vez”
El había compartido el menú con migo en la mañana
“Si, gracias, es solo que esto es tan extraño”
“Si, yo también creo que es extraño pero ya nos acostumbraremos…espero”
En verdad dije esto mas para mi mismo que para él. Entre cucharas y platos que parecían recorrer toda la mesa, gritos risas y bromas por fin logramos comer, no estuvo tan mal, en verdad creo que simplemente me tengo que acostumbrar.
Al terminar me escape un poco, estaba un poco frustrado, o mejor dicho engentado, nunca fui muy bueno conviviendo con mucha gente. Decidí ir a caminar, pase la cancha de básquet y camine por un pequeño jardín, hasta toparme con la cancha de futbol de tamaño profesional, me quede un momento ahí en la sombra del propedéutico con un cigarro, lo cual automáticamente forzó que una sonrisa se pintara en mis labios, déjamelo a mi para encontrar tranquilidad en una cancha de futbol, no jugando obviamente, si no llenando mis pulmones de humo, “Ángel, tan buen deportista como siempre”, mientras me daba carrilla yo solo, escuche algo caer dentro del edificio, me sacó de mi pequeña platica con migo mismo, sobre todo porque estaba seguro que no había nadie ahí adentro, deje escapar un suspiro “por que siempre encontraba yo ese tipo de cosas” y tirando la colilla del cigarro, me resigne.
“Está bien lo checare… mañana”
Y sin pensarlo más, seguí con las actividades del día.
Agosto 8
Hoy después de la comida decidí checar lo que había escuchado en el propedéutico, camine hacia la puerta y me detuve antes de entrar, y siendo tan valiente como soy, me asome desde afuera. Todo se veía muy sucio, cosas tiradas por todas partes, cajas acomodadas en ciertos rincones, escaleras y otras herramientas por todo el piso, me recargué contra la puerta de vidrio para poder ver mejor y para mi sorpresa se abrió, “Bueno, tal vez alguien entró y no me di cuenta”, sabía que me estaba mintiendo a mi mismo, pero no pude evitar la esperanza de que todo esto sea algo un tanto más normal.
“¡Hey! ¿Qué haces?”
Di un tremendo brinco y hasta tuve que tragarme un grito, del tremendo susto que me dio la voz detrás de mí. Me di la vuelta para ver quién me había hablado y me topé con Alex y Chema, habían salido a caminar para bajar la comida.
“Pues no sé, solo pensaba entrar y explorar un poco, ya saben complejo de niño explorador frustrado y cosas así”
“Y para que quieres entrar ahí, no hay nada” dejo Chema un tanto confundido
“Pues no sé, solo quiero entrar. ¿Qué, vienen o se quedan?”
“Pues vamos” dijo Alex, más que por curiosidad, por no tener nada mejor que hacer.
Sin más entramos, a pesar que la pared principal del edificio era de vidrio dentro estaba bastante oscuro, había un olor muy fuerte, como a humedad y madera podrida. En el primer piso, al igual que los otros dos, hay básicamente pasillos con muchas puertas, asumí que eran dormitorios, pero todas estaban cerradas, caminamos un poco y vimos una estatua del sagrado corazón de Jesús, en el centro del pasillo, se veía bastante tétrica “creo que es por que no tiene la cabeza”. Había hoyos en las paredes y se podían ver las tuberías oxidadas.
Comencé a sentir algo extraño muy sutil, tanto que no lograba entender lo que era pero definitivamente había algo ahí, subimos al segundo piso; mas cuartos y mas cochinero, y el sentimiento al cual no le había dado importancia se hizo mas fuerte, era algo como frustración, miedo o desesperación, algo así, “en verdad que no soy muy bueno con esto de la empatía”.
“¿Subimos al último piso?”
Dijo Alex mucho mas emocionado que al principio, creo que esto de andar explorando le agradaba.
“Definitivamente”
Conteste casi por inercia, subimos las escaleras un tanto inestables hasta llegar al tercer piso, ahí fue cuando me comencé a preocupar, el sentimiento se hizo tan fuerte que me costaba trabajo respirar, sabía que yo me podía cuidar, pero quien iba a cuidar a Chema y a Alex. Avanzamos con mucho cuidado sin hacer ningún ruido, parecíamos los típicos muchachos tontos que salen en las películas de terror, esos que siempre se acercan a donde está el asesino y terminan siendo las primeras víctimas.
“No hay nada vámonos”
La voz de Chema llena de aburrimiento interrumpió la escena, yo para ese entonces ya estaba seguro que había algo aquí, aun no sabía que era, pero sabía que estaba en este piso, y también estaba seguro que no quería investigarlo con Chema y Alex aquí, así que cuando se dieron la vuelta y comenzaron a bajar las escaleras no proteste, total, ya vendría otro día a checar bien. En la pared vi un switch conectado a un timbre como el edificio se usaba para dar clases, tenía sentido que hubiera timbre, no pude con mi curiosidad, me acerqué dejando que mis compañeros se adelantaran y moví el switch, pero no sucedió nada.
“¡Ha que chafa! No sirve”
Dije un tanto decepcionado, no estoy seguro que era lo que esperaba que pasara, mi curiosidad me había metido en muchos problemas anteriormente, simplemente no podía evitarlo.
“Deja ahí Ángel ya vámonos”
Grito Chema mientras bajaba las escaleras, encogí los hombros y me reí, Alex y Chema también se rieron y tal vez fue porque el edificio estaba tan vacio pero nuestra risa retumbaba por todas partes.
“¡Cállense!”
Escuchamos una voz definitivamente masculina que parecía venir del tercer piso, el único problema era que ya no había nadie haya arriba, los tres nos paramos en seco, los tres inmóviles en las escaleras, el sentimiento se volvió más denso, mi corazón comenzó a palpitar mas rápido mientras lentamente me invadía, no dijimos nada por unos cuantos segundos tratando de volver a escuchar la voz para ver si lográbamos identificarla, tal vez alguien estaba jugándonos una broma, mi mente automáticamente tratando de encontrar una solución lógica, pero ya habíamos checado el tercer piso y no había nadie.
“Ángel deja de estar jugando”
Aparentemente Alex había asumido que solo porque yo iba hasta atrás había sido yo quien estaba jugando la broma “pero si yo fuera incapaz de algo así… bueno no, pero esta vez no fui yo”
“No fui yo Alex”
“¡Chema! No estés jugando así no es gracioso”
Su voz mostraba un tono un tanto molesto, creo que también se había asustado y con justa razón, no había duda, algo estaba haya arriba y aunque no sabía que era una cosa me quedaba claro, estaba enojado, muy enojado, y para mi sorpresa estaba enojado con nosotros.
“Vámonos”
Era una orden, Chema no nos estaba pidiendo que nos vallamos lo había ordenado, no había siquiera terminado de decirlo cuando ya había acelerado el paso dirigiéndose a la puerta. No tuve tiempo para molestarme en realidad tenía razón y sin pensarlo bajamos casi corriendo tras él, yo en la retaguardia tratando de ignorar el coraje que me invadía y de pronto no podía respirar, sentí que me asfixiaba, no entendía lo que sucedía, pero no me podía dar el lujo de detenerme, tropezándome varias veces con mis propios pies y desesperadamente luchando por agarrar aire baje las escaleras, y en ese momento fue cuando lo vi, arriba en el tercer piso estaba un muchacho pegando tremendos gritos ordenándonos que nos fuéramos, él era el enojado, y él me estaba asfixiando… o espera, su piel era muy pálida, con una tonalidad casi azul, sus ropas estaban rasgadas y por todo el cuerpo tenía manchas como de lodo verdoso, muy parecido a las algas, el no me estaba asfixiando, ¡Él se estaba asfixiando!
¡Corran!
Grite mientras aceleraba el paso, Alex voltio también hacia donde estaba el muchacho pero pareció no verlo, ya casi llegábamos al primer piso, pero el muchacho avanzó con tremenda velocidad hacia nosotros.
¡No tienen derecho a estar aquí! ¡Me dejaron! ¡Me abandonaron! ¡Y ahora me lo quieren quitar!
Venia gritando tras nosotros con el último grito, la estatua sin cabeza del sagrado corazón se cayó, rompiéndosele ahora un brazo “si de por si estaba fea”. Se nos acercaba cada vez más, nos iba a alcanzar si no hacia algo, con la esperanza de que no se dieran cuenta me detuve y me di la vuelta, concentrándome lo mejor que pude, moví el brazo y con eso el muchacho fue lanzado hacia uno de los cuartos, seguí corriendo tal vez si llegábamos a la puerta estaríamos a salvo; la mayoría de los fantasmas estaban limitados a un cierto espacio físico, mientras corría forzando a mis piernas a moverse cada vez más rápido, le rogaba a Dios que este estuviera limitado al propedéutico, así solo necesitábamos salir y ya no nos podría seguir.
Salimos casi disparados, luchando por recuperar el aliento, volteé casi por instinto preparado para lanzarlo de nuevo en caso de que saliera tras nosotros, pero ya no lo vi, poco a poco avanzamos hacia los cuartos, entre risas obviamente de nerviosismo convidadas por la excitación de la adrenalina. De nuevo inspeccione el edificio y en el tercer piso junto a la ventana estaba el muchacho parado, pero no se veía enojado, su mirada reflejaba dolor, tristeza. “Genial Ángel, no tienes ni una semana aquí, y ya estas metido en cosas raras, y lo que es peor, metiste a Alex y a Chema” pero no permitiría que eso sucediera de nuevo, yo regresaría sólo, definitivamente sólo y me encargaría de esto, ¡y ya! Sería el último, me prometí a mí mismo, una promesa que en realidad era más un deseo, porque no estaba muy seguro de poderla cumplir.
Esa noche en el cuarto, Jonna y Wacho nos estaban contando historias de terror sobre el lugar, ellos ya habían vivido aquí por los últimos tres años, así que se sabían muchas, y mientras escuchábamos me di cuenta que Rafa en verdad estaba asustado, pero no quería que dejaran de contarlas. Y no supe a qué hora paso pero terminamos todos sentados en una cama escuchando atentamente a Jonna que con muchos detalles nos contaba las leyendas urbanas del lugar.
“Aquí nadie sale de su cuarto solo en las noches, especialmente en el pasillo que va a la cocina, preferimos salir y dar la vuelta por las canchas. Hace tiempo, uno de mis compañeros llegó corriendo al cuarto bien pálido del miedo y dijo que había un niño que lo venía siguiendo, pero salimos y no había nada. Las madres también lo vieron una vez jugando en la cocina, dicen que no hace nada que sólo le gusta asustar a la gente, que lo encuentra divertido”
Puedo ver el porqué les da miedo andar por los pasillos de noche, no tienen ninguna ventana y son bastante largos, y si aun siendo de día están oscuros, de noche con las luces apagadas en verdad no se ve nada, y si da un poco de miedo, “está bien mucho miedo”.
“O y luego el propedéutico”
Dijo Wacho con una sonrisa un tanto siniestra, estaba seguro que nos asustaría, y bueno Rafa tenía una cara que me hacía pensar que saldría corriendo en cualquier momento, así que no estaba tan equivocado, pero aun con tanto miedo preguntó.
“¿El prope? ¿Qué paso ahí?”
No entiendo porque es que Rafa preguntaba tanto, si tenía tanto miedo, es mas, tenía ganas de ir al baño pero se negaba a ir si no íbamos con él. Wacho continúo.
“A pues, ahí se ahogo un seminarista, bueno no se ahogo ahí, pero ahí vivía, era un seminarista ejemplar, en verdad lo hacía todo bien, buenas calificaciones, era muy buen deportista, nunca daba ningún tipo de problemas. Su cuarto estaba lleno de trofeos y diplomas, todos los padres lo querían y también los semis. Vivía en el tercer piso, creo. Un día, salimos de paseo a la presa, él y otro muchacho se quedaron atrás a hacer no se que, creo que estaban jugando o algo así, la cosa es que él se metió al agua, ya saben lo que dicen de nadar en la presa, pero pues era bueno para nadar así que no lo importo, después de un rato sus piernas se enredaron en las algas, y se empezó a ahogar , le grito al otro muchacho para que le ayude pero no sabía nadar, hizo lo único que podía hacer, nos grito para que le ayudáramos y como no llegábamos fue a conseguir ayuda, si lo escuchamos, pero estábamos muy lejos y para cuando llegamos ya se había ahogado. Y dicen que lo han visto en el propedéutico, que cuida mucho las cosas de su cuarto, varias veces han tratado de limpiarlo y guardar sus trofeos pero siempre aparecen ahí de nuevo al día siguiente”
Si esto es cierto explicaría a mi pequeño amigo, por eso es que sentía que me asfixiaba cuando se me acercaba, era porque él se estaba ahogando, su piel y esa tonalidad tan azul, y esas manchas de fango, ahora ya tenían sentido.
“Wacho ¿Recuerdas cual era su cuarto?”
“El catorce”
Contesto Jonna, parecía que iba a comenzar a contar otra cosa pero nos interrumpió el padre, nos dijo que iban a poner una película en el audiovisual, y todos se levantaron para ir a verla, yo ya la había visto, así que baje a las canchas a fumar un cigarro.
Me encontré a otros también fumando, decidí intentar eso de socializar, solo porque me lo había prometido. Me senté con ellos a platicar, Fernando nos platicaba que él había estado en el ejército y le toco luchar en la guerra de Irak, bueno tal vez luchar era una exageración, era chofer, así que le había tocado manejar en Irak, y no en la zona de guerra, pero bueno aun así era impresionante. Rafa nos comentaba sobre su trabajo como chef en San Diego, y mientras platicaba de reojo veía el prope, “miedoso”. Y luego estaba Benito, un señor ya grande, que nos hablaba de karate, y su cinta negra cuarto dan “La cual estoy seguro no existe” nos platico de helicópteros, aventuras fantásticas llenas de mujeres y mafiosos, historias que aunque él aseguraba haber vivido, yo estoy seguro que las he visto en alguna película de acción. “De ahí su nuevo apodo Benito Cage”
Mientras platicábamos de muchas cosas sin sentido note que Alex estaba sentado a lo lejos, me termine el cigarro y ya que creí que había cumplido el suficiente tiempo como para ser considerado socializar, me fui a sentar con él, era de mi diócesis y después de todo seria sano convivir con él, “o al menos no me haría daño”.
“¿Qué haces?... ¿No quisiste ver la película?”
“Nada… no ya la vi”
“Y hasta ahí llegó mi gran conversación” Nunca fui bueno para esto de hacer conversación y no se me ocurría nada que decir, mientras pensaba en algo que preguntar, un silencio incomodo hizo que la noche pareciera más fría, pero antes de que yo pudiera pensar en algo interesante que decir, él interrumpió.
“Sabes, esto se siente solo como un retiro”
“Si, de hecho aun no hago consiente el hecho de que estoy en el seminario”
Extrañamente esto rompió el hielo platicamos por mucho rato, sobre muchas cosas nuestro pasado, amigos, trabajos, ex novias, le explique qué extrañaba a mi familia y a mis amigos, le comente las historias que me había contado Jonna y el me platico sobre su familia y la vida en Ensenada.
Agosto 8
Mi horario siguió igual, platicas con distintos padres, “unas más interesantes que otras”, me fui relacionando con más gente “felicidades a mi”, luchando con migo mismo y mi inminente repulsión por socializar. Le he hablado por teléfono todos los días a Rojo, me platico cómo me sentía dice que me extraña “que bueno… por que yo también, esto sería mas fácil si el hubiera entrado conmigo”, pero nos dimos ánimo diciendo que no sería tan difícil, porque mínimo estábamos en la misma ciudad y si peor llega a peor, podemos hablarnos por teléfono. Platique bastante con Alex, en verdad me sorprendió que nos lleváramos tan bien, aun no ha vivido mucho pero pues, me cae bien “a pesar que es medio fresa”. En las horas de deporte, en lo que todos iban a la cancha de futbol, yo me desahogaba pateando y golpeando un costal que había encontrado en un pequeño gimnasio improvisado, practique la capoeira y un poco de kickboxing, es útil porque mientras estoy ahí solo me concentro en los golpes y las patadas, sin necesidad de pensar en cualquier otra cosa “¿Evadiendo?... tal vez pero es mejor que deprimirme”.
En la noche llego Alex a mi cuarto y me pidió si lo podía acompañar al propedéutico, por una lámpara que le habían encargado.
“¿Ahora?... ¿De noche?”
Mi voz sonó mas débil de lo que me hubiera gustado pero en verdad me había olvidado, bueno mejor dicho había ignorado el problema con el fantasma
“Si, ¿no tienes miedo, o si?”
Obviamente se estaba burlando de mí
“Claro que no, no es como si hay un fantasma ahí adentro”
Mi voz llena de preocupación escurriendo con sarcasmo
“No se tal vez sí, pero no te preocupes, siempre he sido muy sensible a esas cosas”
No pude evitarlo una sonrisa escapo de mis labios, ¿Alex sensible a los fantasmas? No lo creo, puede que lo sea, digo, he conocido a gente que los puede ver ¿Pero Alex? Bueno la cosa era que no podía dejarlo ir solo, así que lo acompañe. Caminamos en la oscuridad, le dijeron que estaba en el segundo piso así que subimos la escalera, el ambiente se puso muy frio, el ahogado estaba cerca, “¿El ahogado? En verdad tengo que encontrarle un mejor nombre”.
“Ok tu busca aquí, yo voy a buscar en el piso de arriba”
“Pero me dijeron que estaba aquí”
Contesto un tanto confundido, pero yo tenía que acabar con esto de una vez, y pues ya había pasado la semana y si quería hacer esto tendría que ser hoy.
“Pues si pero uno nunca sabe, tal vez me tope con algo interesante como el muchacho ahogado del que te platique”
Le dije en tono de broma.
“Ya te dije que soy muy sensible a esas cosas, y aquí no siento nada, pero como quieras”
Me dijo muy confiado en sus habilidades extrasensoriales. Dio la vuelta y justo frente a él estaba el seminarista ahogado, pero no estaba haciendo nada, tan quieto que podría haber pasado por estatúa, mínimo esta vez no parecía estar enojado eso era bueno, espera… ¿Bueno?, “¿Cuando tener a un seminarista ahogado muerto tras de ti se convirtió en algo bueno?”
“Pero no te preocupes si veo algo te aviso”
Dijo Alex mientras pasaba junto a él fantasma, su tono creo que se supone debía confortarme, pero siguió caminando ignorando por completo al seminarista azul y fangoso parado junto a él. Se aventuró por el pasillo oscuro dejándome con el fantasma, ahora no me quedaba duda, “Alex no era tan sensible como creía ser”
“A Ok… gracias”
Le conteste un tanto nervioso sin poder ya ignorar el sentimiento de asfixia, corrí hacia el tercer piso tan rápido como mis piernas me lo permitieron. Los fantasmas normalmente quedan atados a este plano por un objeto o una persona, si iba a ayudarlo a descansar en paz, necesitaba encontrar ese objeto, y rápido. Y tal como pensé, al verme correr hacia arriba, me persiguió, lo bueno era que Alex ya no corría peligro, lo malo, que tenía un fantasma enojado corriendo tras de mí. “Una tarde normal en el mundo de Ángel”.
Jonna había dicho que había vivido en el cuarto numero catorce, corrí por el pasillo sin ver más cosa que los números en las puertas… “07…08…09…10…11” me pare en seco, se había acabado el pasillo “¡No existe el cuarto catorce!” antes de poder acomodar mis pensamientos el pasillo retumbó.
“¡Me dejaron!... ¡Me lo quieres quitar!”
Pasó tan rápido que no pude reaccionar, de pronto sentí su mano en la espalda y me lanzó contra la pared, por el golpe se me nublo la vista, me puse de pie lo más rápido que pude, sólo para ser lanzado hacia la pared contraria. “Nota mental: lastima a Jonna… ¡mucho!” pensé mientras me volvía a levantar, sobándome los golpes que definitivamente dejarían huella.
“¿Todo bien?”
Grito Alex desde abajo, de seguro había escuchado el escándalo,
“Si solo me tropecé”
Una escusa muy tonta tal vez, pero fue la primera que se me ocurrió, tenía que hacer algo, pelear con el no era una opción, y ya ni siquiera sabía cuál era su cuarto. Pensé mientras luchaba por mantenerme de pie, de pronto… una idea
“Alex encontré al fantasma, ¡Mira aquí esta! Voy a hablar con él”
Use el tono más sarcástico que pude “Aunque me costó mucho… claro”
“Si Ángel claro… deberías venirme a ayudar en vez de estar jugando”
¡Listo, funciono!, él creía que estaba bromeando, de nuevo sentí una mano, esta vez me tomó del pecho y solo sentí un golpe en la espalda, por el sonido tan hueco asumí que me había estrellado contra una puerta. Ya que Alex asumía que le estaba jugando algún tipo de broma tonta no había problema si me escuchaba hablar, el asumiría que estaba tratándolo de convencer que el fantasma, que según él no existía, estaba aquí con migo.
“¿Que te quieren quitar?”
Fue la primera pregunta que se me vino a la mente
“Yo lo gané, es el ultimo que me queda. ¡No te lo vas a llevar!”
Me grito enojado, “genial, sigo sin saber de qué demonios habla y creo que sólo lo hice mas enojar” pero al menos ya no me estaba lanzando contra las paredes.
“¿Lo ganaste? ¿Haciendo qué?”
Sin que yo pudiera reaccionar me levanto esta vez con las dos manos, “bueno esta bien lo acepto, mi plan no había funcionado muy bien que digamos” ya casi resignado, vi como aun sin soltarme se acercaba una puerta, resignado apreté mi cuerpo esperando a que me estampara, de pronto se detuvo, por un breve segundo no paso nada, luchando por respirar abrí los ojos, con la expresión de su cara me di cuenta que parecía estar pensando, y en vez de estamparme contra la puerta que estaba a escasos centímetros de mi cara, me lanzó hacia la derecha cayendo en el piso, me levanté lo más rápido que pude y lo observé, se había situado entre yo y la puerta, casi como si la estuviera protegiendo, ¡Y ahí estaba! No quería que yo entrara a ese cuarto, lo estaba protegiendo.
“¡Ese era tu cuarto verdad!”
No lo hice como pregunta, era una afirmación, no me quedaba duda que el cuarto 8 era donde él se había quedado antes.
“¡Es mío, no te lo puedes…!”
No deje que terminara con un movimiento de mi mano concentre toda la fuerza que tenia y lo lancé lo más lejos que pude, sintiendo un poco de irritación cuando no se estampo contra la pared sino que simplemente desapareció antes de tocarla, “debí de haberlo esperado”, bueno tendría tiempo para sanar mi orgullo machista algún otro día, por ahorita tenía que entrar a ese cuarto y encontrar lo que estaba protegiendo tanto, seguramente era lo que lo estaba manteniendo aquí. Corrí hacia la puerta pero al girar la chapa tuve que detenerme estaba cerrada con seguro.
“¡Es mío!”
Escuche su voz a lo lejos, tenía que apresurarme, no era momento para estarme preocupando por el inmobiliario, además, el edificio era un asco, estoy seguro que nadie notaría una puerta rota, con esto en mente la abrí de una patada. “Y decían que capoeira no sería útil” busqué por todas partes pero no encontré nada, estaba completamente limpio, la cama aun sin cobijas con nada más que el colchón, un escritorio y un closet ambos vacios.
“¡Mierda! Algo que se ganó…”
Pensé mientras abría los pocos cajones sin encontrar nada, y después en uno de los rincones del closet, en la parte de arriba donde seguramente nadie lo encontraría al menos que lo estuvieran buscando, vi un pequeño trofeo, no me puse a leer lo que decía pero el monito dorado en la parte de arriba pateaba un balón así que asumí que era de futbol.
“¡No!”
No esperaba que llegara tan rápido, solo vi como todo a mi alrededor se movió y de pronto, dolor… el piso. Ya estaba tirado en el pasillo afuera del cuarto, busque mi nuevo descubrimiento pero ya no lo tenia, lo encontré al fondo del cuarto tras el ahogado que ahora se veía más enojado que antes, “Que tonto, ¿Cómo se me pudo haber caído?”
“Ángel ya vámonos, ya encontré la lámpara”
La voz de Alex me saco de contexto, se me había olvidado por completo que estaba aquí, supongo que eso pasa cuando tu cabeza es estampada contra el concreto varias veces.
“¡Lárgate!”
Me grito enfadado el ahogado mientras protegía su preciado trofeo.
“Con gusto”
No supe como lo hice, pero reaccione tan rápido que me sorprendí “No me creía tan valiente”, me imagino que fue la adrenalina o algo así, con una mano lo lancé hacia atrás mientras con la otra saque el trofeo, tomándolo entre las manos corrí hacia las escaleras, bajando casi a brincos esperando no caerme, de ven en cuando deteniéndome sólo lo suficiente para lanzarlo para que no me atrape, de pronto fui cegado por una luz en el pasillo del segundo piso.
“Mira, ya la encontré… ¿Qué hiciste?”
Por inercia metí el trofeo en la bolsa de mi sudadera, era grande y con la oscuridad de la noche tal vez no se notaría. Alex apareció después de apagar la lámpara, que me mostró con orgullo entre sus manos. Cuando preguntó ¿Qué hiciste?, lo hiso sonar como una acusación, pero debó admitir, tanto ruido y después verme bajar las escaleras corriendo se veía bastante sospechoso. El sentimiento de asfixia incremento “Corre Alex el fantasma enfurecido me quiere quitar el trofeo que le robe” asumí que si decía eso no me creería, plan B.
“Creo que rompí algo, no me fijé y me tropecé, se veía caro… me lo van a querer cobrar, vámonos antes que lleguen los padres, porque creo que vi a alguien haya afuera”
Una mentira mas, “En verdad me tengo que confesar pronto” pero funciono me siguió sin hacer preguntas, me imagino que fue por no quererse meter en problemas. Empecé a acelerar el paso y tal como le esperaba Alex hizo lo mismo, alcanzamos a salir justo a tiempo, el fantasma venia a escasos metros pero se paró en seco cuando cruzamos la puerta. Sabiendo que no me perseguiría me di la vuelta para asegurarme que se quedara dentro. Alex siguió corriendo, y el ahora destrozado seminarista, nos observaba por detrás de la puerta, lágrimas escurriendo por las mejillas y una expresión de miedo, angustia, tristeza, una expresión ya no de un fantasma molesto, si no de un muchacho asustado mientras se ahogaba. Estoy seguro que esto fue lo que el sintió los últimos momentos de su vida. Ya ni siquiera gritaba, parecía no poder hablar, colocó su mano en el vidrio como si intentara salir pero sabiendo que no podría. Se formó un nudo en mi garganta.
“Me dejaron…solo. Los ocupaba y me abandonaron”
Su voz casi como un mormullo también impregnado de dolor, por inercia metí la mano y saqué el trofeo. El estaba sufriendo… por mi culpa. ¿Cuántos años había el sufrido? ¿Cuántos años había estado reviviendo ese momento donde todo su mundo le fue arrebatado? Donde lo último que vio fue a su amigo correr, dejándolo cuando más lo necesitaba. Yo pararé su sufrimiento, yo me aseguraré que jamás tenga que tener esa expresión en el rostro, yo lo liberaré. Pero no dándole este pequeño trofeo que lo ataba a esos momentos felices de su vida, pero, que también lo ataban a esta miserable existencia. Sí, yo lo liberaré pero ayudándole a descansar en paz.
“Te voy a ayudar no te preocupes…No te voy a dejar”
No contestó, o al menos no lo escuche, me di la vuelta y corrí tras Alex. Escondí el trofeo de nuevo en mi suéter y al alcanzarlo aunque me veía con una cara un tanto extraña no comentó nada. Caminamos hacia los cuartos y nos despedimos, yo pretendiendo que estaba muy cansado y como ya se había acabado la película le dije que me deberíamos dormir “Eso no fue mentira, si estaba cansado. Y si deberíamos irnos a dormir, yo no lo haría claro, pero si deberíamos hacerlo”. Hice como si entraba a mi cuarto, cuando escuche que Alex cerró la puerta del suyo, salí casi corriendo hacia la cocina. Tenía que hacer esto rápido, porque ya con el trofeo fuera del propedéutico, el fantasma no estaba limitado a ese edificio, no me había perseguido por que él no lo sabía, pero solo era cuestión de tiempo a que lo averiguara. Entré a la cocina y tomé un bote de sal, chequé que trajera mi encendedor y sin pensarlo más, corrí al jardín.
Llegué a un sitio donde pensé no me podrían ver los padres, no quería que me vieran por que en verdad no tenía una buena explicación para lo que estaba haciendo, “al menos no una que ellos creerían”. Cavé un holló lo suficientemente grande para enterrar el trofeo, antes de echarlo al hoyo, junté unas cuantas hojas secas echándolas al fondo. Estaba actuando ya casi por inercia, no era la primera vez que hacia esto, y sabia que esta era la parte fácil, que tenía que apurarme si no quería ser descubierto. Me pregunto que sería peor, que me encontrara el fantasma o que me descubrieran los padres. “Los padres” pensé inmediatamente. Apareció una media sonrisa en mis labios mientras colocaba el trofeo en el hoyo, “Sólo yo puedo preferir un fantasma enojado, incluso tal vez asesino, a un padre formador molesto”
“¡Es mío!”
Me detuve por un pequeño momento, darme cuenta que la voz venia de fuera del prope, seguí trabajando aún más rápido, al. Bañé el trofeo de sal, el seminarista gritó, levante la mirada sólo para verlo retorcerse a unos cuantos metros de donde yo estaba. Me tire al piso y encendí las hojas quemando así el trofeo y la sal. Otro grito pero esta vez se lanzo hacia donde yo estaba, cerré los ojos y poniéndome de rodillas me persigné. Escuche gritos mientras el muchacho se retorcía como si su piel ardiera “Sólo un poco más, pronto se terminará”.
“Señor Dios, toma a esta alma perdida, alma de uno de tus hijos y llévala a contemplar tu gloria, permítelo entrar en tu presencia o júzgalo como mejor te parezca, pero en este momento lo libero de este plano terrenal y lo entrego a tus manos benditas y bondadosas”
Al terminar mi oración no escuché ningún ruido, con precaución levanté la mirada y ahí estaba, pero era diferente. Su ropa se veía limpia, su cara extremadamente feliz y amigable. Me sonrió y juntando las manos en forma de oración se arrodillo frente a mí con su mirada en el cielo. Una luz blanca descendió del cielo envolviéndolo poco a poco, se puso de pie así que lo imité, fijando la mirada me sonrió, imagino que su rostro era así cuando estaba vivo, lleno de luz, de paz, de felicidad, una de esas personas que siempre están sonriendo y que su felicidad es contagiosa, se dio la vuelta dándome la espalda y levantó la cabeza, de pronto, como si reflexionara algo voltio a verme y me dijo con un tono amistoso:
“Perdón por… bueno ya sabes... Gracias”
“No te preocupes… anda creo que ya te toca ¿No crees?”
Le conteste sintiéndome orgulloso de poder haberlo ayudado. La luz creció, cegándome por un momento, cuando pude volver a enfocar la vista, un tanto encandilado regresé muy contento a mi cuarto.
“¿Qué haces levantado tan noche?”
Sentí que la sangre me bajo hasta los pies al escuchar la voz del padre Jorge obviamente molesto.
“¡El baño!”
Dije casi asustado, mi boca escupió las palabras antes de que mi mente las pudiera acomodar correctamente, vi la cara de confusión del padre, no me regañó creo que por que estaba un tanto confundido “Ok Ángel intenta de nuevo”
“Estoy buscando el baño padre pero está un tanto oscuro y no veo nada”
No me creyó mucho que digamos pero me apunto hacia donde estaba el baño más cercano, fingí un bostezo y le di las gracias, caminando por el oscuro pasillo hacia el baño, al entrar me di cuenta que estaba aun en el pasillo esperándome. Entré y sin en realidad necesitar usar el baño me acerqué al mingitorio y me espere un momento, le bajé y después me lavé las manos, asegurándome que escuchara el agua corriendo. Pasé a su lado y deseándole buenas noches me metí a dormir.

Agosto 9
Me había prometido a mi mismo que sería normal, que no dejaría que estas cosas raras me perjudicaran, que el hecho de ser tan raro no perjudicaría el camino que elegí, pero no llevo ni siquiera una semana y ya estoy casando fantasmas otra vez.
No puedo seguir haciendo estas cosas, este tipo de cosas no son buenas, no son parte de lo que mi camino aprueba o soporta, si sigo así, no solo me van a correr, me van a quemar. “Bueno tal vez esto sea un poco exagerado, pero definitivamente me encerrarían, disecarían y harían experimentos para estudiarme”. El ser humano tiende a destruir todo aquello a lo que teme, todo aquello que no conoce. En el mundo actual nadie creería que un joven puede percibir los sentimientos ajenos, o que puede mover las cosas con su mente, de seguro me tacharían de brujo, o de satánico. Si quiero seguir como seminarista no puedo seguir haciendo esto. ¿O sí?
Rojo cree que estoy exagerando “Como siempre” le conté en la mañana lo que paso, y debó admitir, que no muy coherentemente le explique cómo me sentía, pero el sólo respondió:
“Tienes una mejor oportunidad de dejar de respirar que dejar de ser raro. No puedes dejar de hacerlo, mejor dicho no lo puedes evitar, es quien eres, es parte de ti, de tu naturaleza. Es un don, deja de verlo como una maldición. Te fue dado un regalo y sólo se te pide que lo uses para ayudar a los demás. Mira todo el bien que hemos hecho gracias a nuestros “regalitos”, ¿En verdad puedes vivir sabiendo que mucha gente quedará sin ser ayudada? ¿Sabiendo que puedes ayudar y no hacerlo? ¿Qué no se supone que entraste ahí para ayudar a la gente? Nos toco hacer el trabajo sucio, es triste, es cansado, es muchas veces molesto y a veces peligroso, pero así es, y por más que no quieras que sea así, así va ser. No niegues tu naturaleza, no limites la acción de Dios, si se te dieron esos dones son para que los uses. No te reprimas, que de todos modos no te servirá de nada, ya sabes que aunque tú no los busques, ellos te encuentran”.
No entendía cómo es que me estaba diciendo todo esto, sobre todo por que sonaba tan sabio, que no pude renegar en absoluto, casi como si no hubiera sido él quien hablaba. Y aparte de eso, él era quien siempre se estaba quejando de sus “regalitos” como los había llamado, siempre quería ser solamente normal, y de vez en cuando ignoraba todo lo sobrenatural que sucedía “Dejándome todo el trabajo a mí” luchando por pretender ser normal. Pero bueno, tiene razón, supongo, es sólo que me asusta ser tan diferente, sobretodo dentro de este lugar, todo fuera más fácil si…
Pues después de darle tantas vueltas al asunto me quedo con esto, supongo que Rojo tenia razón, quiera o no ser diferente, lo soy. Me guste o no, así es y no hay nada que pueda hacer al respecto. Aparte, si estoy seguro que Dios me dio estos…dones “Aun me cuesta decir esa palabra” y también estoy seguro que él me trajo aquí, pues él me ayudara. “Pero aun así tendré más cuidado”





Capitulo 2

Comenzando la rutina

Septiembre 10



Después de los ejercicios espirituales entré de lleno a la rutina del seminario. Lo cual al principio pensé sería algo bueno, ahora ya no estoy tan seguro. Me es muy difícil el integrarme a un nuevo grupo y el seminario no es la excepción. De pronto, me siento desplazado, como fuera de lugar, estoy acostumbrado a tener a Rojo a mi lado, a poder platicarle mis experiencias y que él las comprendiera completamente, que sepa lo que tengo antes de siquiera yo contárselo. Ha sido por ya bastantes años, un apoyo muy importante para mí. Una cierta red de seguridad, que se, que si por cualquier razón llego a caerme, el estará ahí, no tanto para levantarme, pero si para mínimo acompañarme mientras me levanto. Pero ahora de pronto esa red no esta, las llamadas se van haciendo cada vez más escasas, y me siento solo en un mundo desconocido.
El pensar en que mi grupo se uniría con el resto de la comunidad me llenaba de esperanza, porque la comunidad incluía a un amigo, un rostro conocido y en quien yo confiaba dentro de este mar de extraños, Jorge, o “Tieso” como le llamaban, por que no tiene ni un poco de flexibilidad en su cuerpo. Conviví con él hace unos meses mientras misionaba en el sur de Ensenada. Yo aun no pensaba mucho en el seminario, al menos no tanto como para en realidad considerar entrar. Al principio había pensado que era un sangrón, esos que siempre están muy bien arregladitos y que su cabello jamás esta desarreglado, de esas personas que chocan con mi manera de ser y pensar. Para mi sorpresa “Aunque lo anterior era verdad” nos llevamos muy bien, resultó ser muy divertido y llegó a ser una parte fundamental en mi vocación, pues rompió los esquemas que yo tenía de un seminarista “Resulta que no son tan santos como pensé” y me ayudó a considerar, ya de una manera más real, el entrar al seminario “Y pensar que todo comenzó con un cigarro”.
Después de misiones intercambiamos teléfonos y nos mantuvimos en contacto, platicábamos por largos ratos “Recuerdo lo mucho que le molestaba eso a Rojo… creo que estaba celoso…pero obvio jamás lo admitiría” y de vez en cuando lograba escaparse, siempre y cuando no tuviera tarea o algún libro que quisiera leer “Mendigo nerd se la pasa leyendo” salíamos con un grupo de amigos a dar la vuelta un rato para distraernos. Bueno lo importante era que el saber que hay alguien conocido cerca me ayudaba a no sentirme tan solo, mientras me adentraba, al para mi, escalofriante mundo al que tanto le había sacado la vuelta, el de la rutina.
Mis mañanas comienzan a las seis con un baño en una regadera demasiado pequeña, mientras otros dieciocho muchachos luchan por un espacio frente al espejo. Después oraciones matutinas, laudes creo que se llaman. Es leer salmos e himnos de un libro que se llama liturgia de las horas, un libro grueso con cuatro hilos de colores que se usan como separadores. Aun no lo compro y no tengo ni la más remota idea de cómo usarlo, pero, me siento cerca de alguien que si lo tenga y sólo leo junto con ellos. Después tenemos un pequeño momento de meditación “El cual algunos utilizan para tomar una siesta” culminando nuestro momento con una misa. Después pasamos a desayunar, “que muchas veces es la cena anterior pero revuelta con huevo”, salimos a nuestros aseos, que se cambian cada semana, cuando termino subo a mi cuarto, trato de hacerlo ver al menos decente “mínimo tender la cama” y me preparo para las clases. Saliendo de clases otra vez me toca ir a comer, la comida no estaba tan mal, no siempre sabía lo que era y no siempre sabía muy bien, pero la mayor parte del tiempo era comible.
Después de comer nos toca hacer deporte “Si de por sí, eso de hacer deporte no se me da mucho, ¿Cómo esperan que lo haga con un estomago lleno?” y dos días a la semana viene un ser vil a torturarme. “Ok tal vez estoy siendo melodramático”, “Barris” el profesor de educación física, viene y es obligatorio bajar a su clase, no dura mucho “gracias al cielo” pero esa media hora o cuarenta minutos son suficientes para hacer que amanezcamos adoloridos toda la semana. Pero esta hora no es del todo mala, después de sobrevivir a Barris, técnicamente podíamos salir, así que usamos ese tiempo para ir a comprar lo que necesitemos “o queramos”. Plaza rio, un centro comercial bastante popular que quedaba cerca del seminario, por lo regular está llena de seminaristas a esa hora.
Al terminar, ya sea porque hayas jugado futbol o por que hayas sudado con la caminata a plaza río, es necesario un baño. Normalmente, es más ruidoso que en la mañana y si no te apuras a ser uno de los primeros, también te toca un baño frio, ya que, con noventa seminaristas todos queriéndose bañar al mismo tiempo, el agua caliente se acaba. Si de por si, cada que alguien prende el agua caliente, te toca un chorro de agua helada, supongo que es normal en una casa con tantas regaderas y tuberías tan viejas. Después del baño volvemos a la capilla a rezar vísperas, que son muy similares a laudes “en verdad ocupo comprar ese libro, eso de estar de arrimado con mis compañeros me enferma” y al terminar, sigue la hora de estudio, que no era en realidad una hora si no horas, largas y aburridas horas. Ya en la noche, bueno, a las siete y media “demasiado temprano para mi gusto” bajábamos a cenar, y después de un corto momento libre volvemos a la capilla para nuestras oraciones nocturnas o completas como las llamas “¿Completas? ¿Qué las otras están a medias o algo así?” y tan solo siendo las diez me mandan a dormir, normalmente me encierro en mi cuarto a escuchar música o algo así, y sin falta a las diez y media me vienen a pedir que ya me duerma “¡Que me duerma! Pero si a esta hora apenas estaba saliendo de mi casa, como esperan que me duerma” este nuevo horario iba a requerir de mí, mucha paciencia “Y con los ojos cerrados pretendiendo dormir me despido de mi vida, al menos de la vida que yo conocía”.

Una mañana durante el desayuno, bajé al comedor con Alex como de costumbre “En verdad éramos un tanto inseparables…raro” hice fila para que me sirvieran mi porción de chilaquiles “hoy nos toco un buen desayuno” y a lo lejos alcance a ver a Jorge, me acerque feliz a saludarlo.
“Hey tu tipo raro”
Así nos apodamos en misiones, ya que en realidad tenemos maneras de pensar muy diferentes nos vemos raros el uno al otro, él era muy intelectual y tradicionalista y yo… bueno nada que ver con eso.
“Hola como estas”
Me sonrió amablemente, el tener a alguien familiar dentro de tantos extraños me hizo sentir mejor, pero antes de que pudiera comenzar una conversación, a lo lejos vio a unos muchachos los saludó y se fue a sentar con ellos, me dejó ahí parado, ahí solo, sintiéndome tonto y avergonzado parado entre las mesas que rápido se llenaban de hambrientos seminaristas “Bueno que esperaba, no ha visto a sus amigos en todas las vacaciones, es normal que quiera desayunar con ellos” no sabía donde sentarme, busque en las mesas alguna cara un poco conocida y decidí desayunar con mi grupo ya que mínimo estaba Alex ahí .
En la mesa estaba Lalo, un muchacho muy flaco que se ve muy serio, hasta en su forma de vestir, muy conservador y no recuerdo haberlo visto sonreír desde que comenzamos, nada como Juan Villalobos, que se reía con alaridos que sonaban por todo el comedor “me recordaban a la risa de una señora gorda, de esas que salen en las caricaturas”, Israel y Rafa estaban con él “Igual de escandalosos”. Por lo poco que logre escuchar, se reían de cosas muy tontas, ese tipo de cosas que les dan risa a los niños de secundaria, no que yo sea muy inteligente que digamos, y vamos eso de permitirte ser niño de vez en cuando es muy divertido pero ellos abusan, bueno, mínimo se están divirtiendo, tal vez ellos están manejando esta situación mejor que yo “que triste”.
Después de desayunar sin haber hablado mucho, un ocasional “me pasas las tortillas”, pero nada muy profundo. Robles hizo aseo con migo, el era ya mayor y me pareció haber escuchado que estaba con los Franciscanos antes de entrar aquí, no se mucho sobre ellos pero sé que usan un habito genial, al imaginármelo con el habito me recordó mucho a el jorobado de Notredame, tal vez no era el habito si no la joroba, la voz o la cara, “Pobrecito no fue muy agraciado físicamente…para nada”. A las nueve de la mañana ya era hora de comenzar clases, durante la semana estuve conociendo a mis maestros y un poco sobre las materias que llevaría en este primer semestre.
El Padre Memo me daría la clase de vocación humana, el Padre Jorge métodos de estudio, otro sacerdote, Ramón aparte de darme la clase de introducción al misterio cristiano, sería el encargado de disciplina del seminario entero “Parece cholito antiguo”. Una señora de lentes muy graciosa entró al salón un jueves por la mañana, rechonchita menándose al caminar aclamando a viva voz “Por no decir a gritos” ser nuestra profesora de gramática española. Es Argelia, la profesora ganadora del premio nacional al profesor de la república, como no los menciono dos veces en menos de diez minutos, era bastante imponente a pesar de su baja estatura y robusta complexión. La siguió un profesor bastante joven, Sergio creo que dijo que se llamaba, perdón, el Lic. Sergio, el nos impartiría la clase de filosofía, ahora, yo jamás había siquiera tocado un libro de filosofía, pero él hablaba de su materia con tanta emoción que en realidad me motivo bastante. No como la profesora de Inglés, una señora ya mayor, que durante la primer clase que nada más duro dos horas, “dos largas y dolorosas horas” nos platico el cómo su difunto esposo se negaba a tramitar la visa y como ella lo engaño forzándolo a llenar la solicitud. Aunque debo admitir que no hablaba mal el inglés “bueno al menos lo sabia pronunciar, hablaba como pocha, pero mínimo lo pronunciaba bien”. Yo ya se inglés y esperaba tomar latín, arameo, griego o algo así, aunque no era del todo mala, después de hacer un examen de evaluación me dijo que podía no entrar a su clase si quería, “En mi mente esto se tradujo a cuatro horas libres a la semana”. También nos darían un taller de apreciación musical y una clase de oratoria “Bueno tal vez aprendería a tocar algún instrumento o a hablar frente a un grupo.
Después de las cinco horas de clases diarias casi corría al comedor “salía muy hambriento, en verdad no sabía porque” En la comida me senté con varios de Ensenada, Jorge estando entre ellos aunque en verdad no platicamos, había uno muy grande, parecía señor, me imagino que ya va a terminar, Marco creo que me dijeron se llamaba, pero no estoy muy seguro, Jorge lo miraba con ojillos medio raros, así como un niño ve a su papá. “Ciña” o Arturo creo que se llama, era muy raro, casi no habla pero no es grosero tampoco, Alex se quejaba de la comida “Que raro” y yo pretendía que los escuchaba hablar, nadie me estaba hablando directamente pero escuchaba las voces mientras lentamente se distorsionaban y me perdía en mi propio mundo de recuerdos.
Me doy cuenta que sigo el horario un tanto como robot sin hacer verdaderamente consiente el momento, no puedo dejar de pensar en mis amigos, en mi familia, en Rojo y en todo lo que haría si no estuviera aquí. Me siento ajeno a este mundo todavía, pero al mismo tiempo estoy tan contento de estar aquí, cada experiencia me llena y no me quiero ir “Que raro”.
En la mesa del fondo había un grupo pequeño pero entre risas y gritos parecían divertirse mucho, se veían muy graciosos. Me ganó la curiosidad y le pregunté a Jorge.
“¿Quiénes son esos?”
Me miro y con una gran sonrisa en la cara, casi como si ya esperara la pregunta contestó
“¡Ah!, esos son los paceños”
Lo dijo como si eso clarificara mi duda por completo. Examinó mi expresión por un momento, obviamente se dio cuenta que no entendí, y continuó.
“En el seminario estudia gente de Tijuana, de Ensenada y de la Paz. Esos son los paceños y son conocidos por ser un tanto… como decirlo…escandalosos”
Una carcajada colectiva nos interrumpió mientras un gordito de piel morena imitaba a una diva del pop, dedicándole una canción de amor a su tortilla.
“El es Tavo… es muy chistoso, se la pasa haciendo payasadas, va en tercero de filosofía”
Continuó Jorge mientras yo suprimía una risa, al ver como el resto de los integrantes de su mesa se le lanzaban pidiéndole autógrafos.
“El güerito ese, aunque tiene cara de niño también va en tercero…”
Quise interrumpirlo para preguntarle si se había visto en el espejo últimamente pero me contuve.
“se llama Martin Mata, también es gracioso y es muy bueno con las computadoras, el que está a su lado es Luis, va en segundo, son inseparables esos dos chaparros… como hobbits”
Los dos eran de muy baja estatura, Martin muy blanco y con cabello güero, delgado y muy bien vestido, bueno Luis también. “Trolos” Luis era un poco mas moreno, el cabello también muy bien acomodado y la ropa perfectamente combinada, de esas personas que aman estar paradas frente al espejo y que jamás saldrían de su casa al menos de estar completamente seguros que cada cosa que traen puesta está perfectamente alineada. “¿Metrosexuales en el seminario? Wow jamás lo hubiera imaginado”. Trate de escuchar de que se reían tanto pero no logré entenderlos, solo escuche un “¡Hola!” y un “¡Pero si mijo!” así que un tanto confundido regrese mi atención a Jorge.
“El de lentes que está en la esquina es Pablo, creo que te vas a llevar bien con él , bueno al menos me recuerda mucho a ti… son igual de raros los dos”
“¿Cómo que igual de raro que yo?”
Le pregunte un tanto indignado, mientras no pude evitar observarlo, era alto, obviamente mas delgado que yo y tenia puesta una sudadera que me encanto, era negra y tenía una calaverita en la parte del pecho, era genial por que se veía formal pero al mismo tiempo cómoda y original. “se veía como algo que yo me pondría, aunque Jamás se lo admitiría a Jorge”
“Pues ya sabes, ropa negra, fachoso, medio hippie, música rara, manera de pensar… bueno pues raro… agradable y muy gracioso… pero muy raro, igual que tu”
Soltó una carcajada y yo aunque fruncí el entrecejo no pude evitar reírme, obviamente después de haberlo empujado; pero tristemente entre mas lo veía más quería su suéter.
En la noche, ya que me había encerrado en mi cuarto “Y obviamente no me podía dormir, porque era muy temprano” daba vueltas en la cama tratando de relajarme con un poco de música, “está bien y un cigarro” cuando de pronto, me invadió un sentimiento horrible, me enchinó la piel y me levante de inmediato, ya había sentido eso antes, y no me quedaba duda era un espíritu malvado, eran demonios pero muy débiles, bueno comparado con los demás, pero hasta el más débil de los demonios podía hacer verdadero daño a cualquier persona. El sentimiento se fue así de rápido como llegó, pero pensé en investigarlo de cualquier manera. Salí de mi cuarto con cuidado de no hacer ruido, pase por los oscuros pasillos sin ver nada, baje al patio central que se alumbraba con la luz de la luna, salí a las canchas y chequé las capillas, pero no encontré nada, regrese a mi cuarto y al cerrar la puerta descansé un poco, “Vamos Ángel estas imaginando cosas, te estás comportando como un paranoico” pero de pronto, el sentimiento regreso, era un tipo de conexión, podía sentir lo que él sentía y está vez, se dio cuenta, pude sentir su confusión al detectar que alguien lo espiaba, pero no pudo determinar quien era exactamente “Gracias a Dios”.
Sin pensarlo más me tire al suelo “para no caerme” y cerré los ojos sumergiéndome en completa concentración, sintiendo como esa extraña situación que me permitía palpar a los demás se expandía, la expandí cada vez más, el esfuerzo aparente en mi respiración, hasta lograr sentir el seminario completo, mi esfuerzo no se daba por la distancia en la que me estaba tratando de abarcar, había alcanzado extensiones mucho más grandes, me costaba trabajo porque habían más de ochenta personas dentro de mi campo de alcance, todas con sentimientos distintos, todas dentro de mi mente, todas debajo de mi piel, odiaba sentir todo esto pero tenía que concentrarme.
Aun con los ojos cerrados, podía sentir a cada uno de los seminaristas, los visualizaba dentro de mi mente como pequeñas luces, cada una diferente, cada una individual, podía distinguir quienes estaban abajo tomando agua, quienes tenían pesadillas, quienes no podían dormir y quienes estaban haciendo… cosas indebidas “Wuacala”. Saqué ese sentimiento de mi cabeza, ya tenía suficiente experiencia como para poder identificar aquellas luces que ya conocía, de aquellas extrañas, y así, poco a poco fueron perdiendo brillo algunas luces, primero con las personas que más fácil identificaba, seguidos por los que se me dificultaba mas y así, hasta que ya solo habían unas cuantas luces. Creo que eran las personas de las casas de un lado y algo así, pero una luz me llamo la atención, estaba en el techo, y se sentía mal, no pude sentir otra cosa más que odio, ignore a las demás luces y ya sudando me forcé a concentrarme solo en esa luz, una vez más se dio cuenta que lo estaba “observando” y desapareció. Trate de encontrarla de nuevo, busque por todas partes pero no lo pude volver a sentir.
Un sonido retumbo en mis oídos, tomando aire como cuando sales de una alberca luchando por respirar y con dolor de cabeza grite hacia la puerta mientras mis ojos intentaban enfocar de nuevo.
“¿Quien?”
“Ya duérmete hermano, ya es noche y mañana lo espera un largo día”
Era el padre Ramón checando que ya todos estuviéramos dormidos
“Si padre, lo siento ya me duermo”
Le conteste sin abrir la puerta, apagué la luz y me tire a la cama, con dolor de cabeza espere a que me diera sueño.

El Asesino Inocente

Octubre 10
Sigo con mi horario, las clases de filosofía “para mi sorpresa” en verdad me agradan, las horas libres, mientras todos están en ingles, las uso para ir a la biblioteca y leer un poco “O subir a mi cuarto a fumar y dormir”, la clase de gramática se pone cada vez más tensa, varios de mis compañeros, Juan en particular, tratan de corregir a la profesora, lo cual siempre terminaba con una discusión a gritos y mas tarea para todos “Genial, alguien debería callar a Juan”.
Hoy en la clase de misterio cristiano “donde normalmente aprovecho para hacer las tareas”, el padre Ramón nos estaba leyendo unas hojas que hablaban del purgatorio, era una clase tan lenta y monótona que no podía evitar divagar, sobre todo porque hoy no tenía tarea que hacer. Varios de mi grupo literalmente se quedaron dormidos, Lalo, Toño y Benito “Que bueno, de Benito ya no era raro” cabeceaban, luchando contra el sueño hasta que fueron vencidos, quedando dormidos en posiciones muy graciosas. Por un momento me pregunte si él padre se diera cuenta, si les tomaba fotos con el celular pero, abandoné la idea inmediatamente.
Yo escuchaba al padre “bueno mas o menos”, pero mi atención divago hacia el patio central, Martin, uno de los paceños, estaba afuera con un grupo de personas, mas eso no fue lo que me robó la atención. En el tercer piso había alguien vestido muy raro, tenia ropajes blancos, pero parecían velos flotando tras de él haciendo parecer que tenia alas, y llevaba una máscara dorada con una gran cruz que atravesaba todo el rostro, me recordó a una armadura que vi una vez en una pintura de un ángel.
“Alex, mira ese tipo con la ropa tan rara en el tercer piso”
Le susurré a Alex, que estaba en la banca frente a la mía también luchando por mantenerse entretenido
“¿Estás bien mijo? en el tercer piso no hay nadie”
Me dijo burlándose. Pero ahí estaba no era posible que no lo viera
“Claro que si, el tipo de blanco”
No entendía como no lo podía ver, estaba ahí sin moverse, de pronto me di cuenta que estaba observando a Martin, mientras sus amigos lo despedían, dejándolo solo bajo una de las cuatro grandes palmeras.
“Mejor ponle atención al profe, en vez de estar bobeando por la ventana”
Me dijo sarcásticamente, no podía haberlo dicho en serio porque ni siquiera él estaba poniendo atención, su cuaderno ya estaba lleno de dibujos de muchachas en la playa y cosas así. Me volví a concentrar en la voz del padre que ya había bloqueado casi por completo de mi mente.
“Por eso decimos que los fantasmas y espíritus no existen”
De pronto el tipo ya no estaba en el tercer piso estaba a unos metros de Martin con una daga extraña en la mano, todos pasaban por ahí, pero nadie lo veía. “No existen los espíritus… claro.”
Miraba con horror esa escena, el tipo de blanco se acercaba a Martin con toda la intención de asesinarlo, podía sentir sus ganas de terminar con Martin, podía sentir el asco que le producía. Levante la mano para pedir permiso de salir tenía que hacer algo, pero cuando logré salir ya era demasiado tarde, le lanzó la daga dándole en la espalda.
“¡Martin cuidado!”
Le grité desesperado pero sin éxito, vi desesperado en lo que corría hacia él, vi como la daga penetraba su espalda. Martin cerró los ojos, el dolor claro en su expresión. Me sentí tan impotente, por fin logré llegar a donde estaba, y rápido cheque su espalda pero, no había sangre, no había daga. Martin aun se quejaba pero no había herida. Una luz casi plateada salió de donde la daga debería estar, nadie parecía notar lo que estaba pasando, pero yo completamente confundido vi como una esfera de luz salió lentamente de la espalda de Martín, no sabía qué hacer no era todo los días que bolitas de luz salían de personas a las que conocía “Bueno, si de algunas personas, pero definitivamente no de estas”. El extraño, que ya estaba en el tercer piso de nuevo actuó tan rápido que no pude reaccionar “Aparte que no sabía ni que estaba pasando” levantó su brazo y la esfera de luz salió disparada hacia él, tomo la esfera, la cual desapareció al tener contacto con su mano.
“Ya estoy bien”
Dijo Martin poniéndose de pie
“no sé qué paso, creo que tenía un gas o algo así… Perdón pero... ¿Cómo te llamas?”
Lo observe sorprendido, en verdad ya estaba bien, no parecía dolerle nada. Y se paraba ahí sonriendo como si nada hubiera sucedido.
“Ángel… me llamo Ángel”
“Mucho gusto, sabes eres ¡Muy! Alto”
“Si, ya me lo habían dicho antes”
Conteste aun muy confundido “¿Cómo es posible que este bien?”
“¿Seguro que no te duele nada?”
“Completamente seguro”
Contestó mientras escondía una risa, “¿Cómo se puede estar riendo?” no entendía nada, sin saber cómo reaccionar, vi como llegó Luis, me saludaron e intentaron platicar, al ver que no reaccione se despidieron. Los vi meterse a la tiendita mientras Martin viendo para arriba gritaba en una voz muy aguda ¡Por Dios santo es muy alto!
Regrese a el salón, y me senté resignado a volver a la clase, de pronto, unos ronquidos me asustaron. Benito rugía como bestia enjaulada, todos se rieron y el padre obviamente molesto lo regaño, la conmoción causo que todo el grupo regresara su atención a la clase, aun los que estaban durmiendo como Wacho y Lalo.

Octubre 12
Hoy pasó algo raro en la comida. Como siempre, estaban Martin y Luis sentados en una de las mesas del centro del comedor, me senté con ellos y Alex me acompaño, sigo un tanto confundido por lo que paso la otra vez “¿Qué había sido aquella luz? ¿Quien había sido ese tipo? ¿Y qué demonios le había hecho a Martin?”. Pensé que sentándome con ellos tal vez podría averiguar algo, pero todo parecía normal. Nos sentamos, comimos y todo parecía bien, hasta que como de costumbre, pasaron y le dieron una palmada en la espalda a Martin “Creo que por eso le gusta estar en el centro, todo mundo tiene que pasar por ahí antes de salir”; él es lo que podrías llamar un “chico popular” y él lo sabe “de hecho le encanta”, y siempre mientras come pasan a saludarlo con ligeras palmadas en la espalda “unas más ligeras que otras”. Pero, esta vez le pareció doler.
“¿Qué te pasa te duele la espalda?”
No pude evitar la pregunta, en verdad quería averiguar si la daga que vi, había dejado algún daño, y como ya no había visto al extraño enmascarado pues, Martin era mi única pista para encontrarlo
“Si, no sé qué paso, me he de haber golpeado con algo sin darme cuenta, sólo me empezó a doler anoche”
Con eso abandonamos el tema, “Pero mínimo ya estoy seguro que si hizo algún daño… ¿Pero cuál?” mientras comíamos se le cayó una servilleta, se agacho para recogerla y por estar jugando con Tavo Luis tiro un vaso de vidrio, El vaso estallo en mil pedazos al tener contacto con el piso, y uno de los vidrios alcanzó la mano de Martin, “No fue nada muy grave pero si lo suficiente para tal vez necesitar una o dos puntadas” Martin se quejo pero no se veía muy preocupado, levanto su mano a la mesa y empujo a Luis bromeando, sin perder la sonrisa. No pasaron ni dos minutos, Martin inspeccionó su mano aun sangrando y su expresión fue cambiando lentamente mostrando cada vez más miedo mientras veía como la sangre chorreaba.
Luis sinceramente, se veía más preocupado por el vaso roto que por la mano de Martin, rápido se levanto y llevó los vidrios a la basura y al regresar a la mesa se dio cuenta que Martin, que para ese momento ya estaba aterrado por la sangre, no dejaba de sangrar. Tavo y yo le pasamos servilletas para que se limpiara, si las tomó pero solo veía su mano, su reacción me llamó la atención, así que me concentre en él y pude adentrarme en sus sentimientos. Sentí miedo, “eso era obvio, no ocupaba ser empático para saber que tenía miedo, solo bastaba verle la cara” pero también había confusión, una gran y extraña confusión ante la sangre. Me desconecte sin entender por qué le causaba confusión, el hecho que estaba sangrando “es obvio que cuando te cortas sangras… no veo la confusión”.
“¿sigues sangrando?”
Le pregunto Luis, ahora si su preocupación era evidente en su voz, y había algo más… confusión “¿Confusión? ¿Qué nadie se ha cortado antes?” iba a protestar, por que hacían tanto pancho por algo tan simple, pero la voz de Martin me interrumpió, sonaba tan asustado y desesperado.
“Si sigo sangrando Luis, ¡Yo!… ¡Yo estoy sangrando!”
Le dijo mostrándole su mano que, pues naturalmente seguía sangrando
No entendí lo que pasaba, solo era una pequeña cortada nada por qué preocuparse. “muchísimas veces nos habían lastimado a mí y a Rojo después de alguna pelea, y tenía yo que atender a sus heridas, heridas tan grandes que varias veces pensé que se desangraría y viceversa” Y ellos hacían tanto alarde por una cortadita en la mano, le pase una servilleta un tanto fastidiado para que envolviera la pequeña herida y parara el sangrado.
“Ponte esto y ya”
Mi vos sonó molesta, no fue mi intención pero en verdad creí que estaban exagerando, sin saber que la verdadera causa de su preocupación era algo en verdad grave. La tomo y me sonrió “note que tanto le costó fingirla”, fue una de las sonrisas mas falsas que he visto, obviamente seguía asustado.
“Gracias Ángel, voy a subir a mi cuarto a lavarme”
“¿Lavarse en el cuarto?” capte su clara mentira, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa, se levanto y salió del comedor, seguido por Luis y como casi por inercia, Pablo que estaba en la mesa de un lado, se levanto y salió tras de ellos.
Me quede un momento ahí sentado pretendiendo comer, solo para evitar sospechas, pero me moría de ganas de subir a ver lo que había pasado, tanto relajo no podía haber sido por una simple cortadita en la mano.
“¡Sube de una vez!”
Alex me dijo casi molesto, creo que estaba tan adentrado en mis propios pensamientos que se me había olvidado que estaba ahí.
“¿Subir… a donde?”
Trate de fingir inocencia
“Quieres subir a ver que le paso a Martin en la mano, quieres ir a ver de que están hablando… Por cierto no creo que estén en el cuarto de Martin, están en el de Luis… está más cerca del baño”
Y sin decir mas comenzó a jugar con Wacho, “¿mi expresión era tan obvia?” pues ya sin necesidad de pretender me puse de pie y antes de que pudiera tomar mi plato, Alex me detuvo la mano y sin quitar la mirada de Wacho que lo amenazaba con un tenedor me dijo
“Apúrate o se van a ir, yo recojo el plato”
“Quien demonios se cree, ¿Alice?” no tenía tiempo para discutir, subí las escaleras corriendo de dos en dos. El cuarto de Martin estaba en el tercer piso, cerca del mío, el de Pablo también. Pero el de Luis estaba en el segundo piso, en el mismo pasillo donde vivía Arturo, pero no tenía sentido que fueran al cuarto de Luis, después de todo Martin había salido primero y dijo voy a mi cuarto, pero al llegar al segundo piso pude ver un camino de gotas de sangre que, tal como había dicho Alex iba hacia el pasillo donde me habían dicho que vivía Luis, el distinguir cual era su cuarto no fue difícil, la sangre me lo marcaba, no era mucha pero me llevo al cuarto, donde escuche las voces preocupadas y asustadas, no quise interrumpir, y aun cuando sabía que era de muy mala educación pegué mi oído contra la puerta y puse atención.
“¿Pero qué paso? ¿Cómo es posible que no sepas Martin?”
Luis ya sonaba enojado, pero estaba seguro que era su preocupación y estaba igual de confundido que yo
“Pues no sé, aparte del morete que tengo en la espalda no me ha pasado nada extraño y ni de eso estoy seguro, ya sabes cómo soy me pude haber golpeado o algo así”
“¿Morete? No me habías dicho que tienes un morete, ¡Déjame verlo!”
No entendía de lo que hablaban, pero creo saber cómo le salió el morete, estaba seguro que fue la daga, algo tuvo que haberle hecho, pero ¿Cómo decírselos? “No Martin no te golpeaste, fíjate que la otra vez en el patio central un espíritu enmascarado te apuñaló, a si y también te sacó una esfera de luz extraña” no lo creo, de seguro pensarían que estaba loco.
“¿Martin ya te viste esto?... el morete es un círculo perfecto”
La voz de Pablo sonaba como cuando un niño descubre algo nuevo
“¡Ouch! ¡No lo toques tonto me duele!”
De pronto la puerta se abrió, casi me caigo encima de Luis que me miraba molesto, lo cual no escondió cuando casi me grita
“¿Ángel que haces aquí?”
Que estaba haciendo ahí, ni siquiera yo sabía cómo contestar así que mentí
“Solo venia a ver si Martin estaba bien, se veía asustado en el comedor”
“Estoy bien Ángel gracias”
Sé que un buen seminarista no miente, pero tenía que decir algo, lo importante fue que funcionó “nota personal, confesarme pronto”. Luis aun parecía muy hostil, Martin se acomodaba la camiseta y Pablo lo veía con curiosidad, de pronto note algo, Martin ya no estaba sangrando.
“¡Oye Martin! puede que ocupes puntadas, haber déjame revisarte la mano”
Los tres se tensaron de inmediato, y Martin trato de esconder su mano poniéndola en su espalda,
“Estoy bien, Ángel… no pasa nada”
“Ya ni siquiera está sangrando”
Agrego Luis, ya no molesto si no incomodo
“¡Oye! Ángel y ¿Cómo te has sentido en el seminario?”
Pablo quería cambiar el tema, pero no sería tan fácil “¿Qué tan tonto me cree?”.
“Bien Pablo gracias… Martin déjame ver tu mano”
Esta vez lo dije como una orden, me acerque a Martin pero Luis me detuvo del brazo
“ya te dijimos que está bien Ángel… no tienes por qué preocuparte… gracias”
Con un movimiento brusco logre que me soltara.
“Me estas mintiendo, algo muy raro está pasando aquí… ¿Qué demonios se traen?”
No pensaban dejarme ver su mano “¿Por qué la esconden tanto?” antes de que me pudieran detener y sin saber cómo reaccionarían a esto, con la pura mirada tire un bote de lápices que estaba en un mueble tras Luis, todos se distrajeron y aproveche para lanzarme a Martin y tomar su mano. Sabía que había algo raro, pero jamás pensé que fuera esto, por un momento pensé que había tomado la mano equivocada, pero la mancha de sangre en la manga me afirmo lo contrario, la mano estaba completamente sana, ni siquiera una cicatriz donde hace unos momentos escurría la sangre que causo tanta conmoción.
Todos reflejaban una expresión de miedo, mientras yo examinaba la mano completamente perdido en mis ideas. “¿Cómo es esto posible?... regeneración, no, lo hubiera hecho abajo, tal vez lo fingieron… no, yo pude sentir su miedo, definitivamente era real… puede ser… no lo creo… bueno supongo que es posible, pero…”
“¡Un sanador!”
Era la única respuesta lógica, lo había visto con Rojo, un sanador “nombre que yo y Rojo habíamos inventado, solo para clasificarlos” solo necesitaba unos cuantos segundos para sanar a alguien, pero… sin dejar cicatriz, solo los sanadores mas fuertes podían hacerlo sin dejar cicatriz. Rojo podía pero la había tomado años de práctica “Tristemente no le hacían falta oportunidades de practicar con migo”
“¿Un qué?... Mira Ángel no te asustes lo podemos explicar… explícale Luis”
Pablo obviamente no sabía que decir, y le lanzó el problema a Luis, pero no me quedaba duda, es más, aun podía sentir la energía “Por decirlo así” en el aire, alguien había sanado a Martin, y no utilizando medicamentos sino métodos… sobrenaturales “Por no usar la palabra magia”. Los observé a los dos, pero me fue imposible saber quien había sido, me veían preocupados, “como cuando atrapan a un niño haciendo una travesura” Luis intentaba explicarme “lógicamente” lo que había pasado pero ni siquiera lo escuché.
“¿Quién fue? ¿Quién de ustedes lo sanó?”
Interrumpí las explicaciones absurdas de Luis. Por un momento se quedaron en silencio, Martin fue quien finalmente habló
“Ángel no sé qué es lo que pienses pero no pasó nada como te estaba diciendo Luis fue… ”
“Vamos Martin no me trates de ver la cara, de todos modos no está funcionando… y total solo es sanación, he visto cosas más fuertes”
Lo interrumpí ya molesto, la expresión de Martin se igualo a la de los demás, ya no tenían escusas, yo había ganado.
“no algo como esto”
Dijo Luis con voz un tanto ahogada, pero creo que solo pensó en voz alta. Sonreí, y moviendo la mano, “que no ocupaba hacerlo, pero así lo haría más aparente” sin tocarla cerré la puerta, y hasta le puse el seguro.
“Creo que puedo manejarlo sin ningún problema”
Todos me observaron con ojos entre asombrados y tranquilizados.
“¿Tú hiciste eso?”
Me pregunto Pablo, ya sonriendo
“Si… ¿Tú curaste a Martin?”
No perdí tiempo, en verdad quería saber… “Tal vez solo para pensar que no estaba solo”
“No debería necesitar que nadie me cure”
Dijo molesto Martin, lo cual en verdad me sorprendió, lo mire con curiosidad y solo sonrío, creo que no había hablado apropósito, o al menos no era su intención que yo lo escuchara.
“Cálmate Martin”
Le advirtió Luis
“¡Qué me calme!... ¿Qué no entiendes?... ¡Estaba sangrando!”
Otra vez exagerando la cortadita, trate de morderme la lengua pero fallé
“Haber haber, porque tanto escándalo por una mendiga cortadita, no manches Martin, no es como si se te van a salir las tripas por ahí”
Desesperado se puso de pie, creo que trato de mirarme cara a cara… pero pues fue mas como de cara apecho.
“¡Pero yo no sangro!”
“¿Yo no sangro? A que se refería con eso” poco a poco fui uniendo las piezas “Al principio no le preocupo, casi como si esperara que… se cerrara”
“¡Regeneración!”
La regeneración espontanea consiste, básicamente, en sanar de manera impresionante, incluso si alguien que posea este don llegara a perder un dedo por ejemplo, en cuestión de minutos volvería a generarse otro para remplazarlo. Esto se podía observar también en ciertos reptiles. Entonces, si Martin puede regenerarse, eso explicaría por qué su reacción ante la sangre, seguramente no estaba acostumbrado a sangrar tanto, pues normalmente su cuerpo sanaría una herida como esa, en cuestión de segundos.
“Pues se supone que sí, pero como viste… ¡Sangré!”
“Pero ya no estás sangrando, tu regeneración ¿se tardó más de lo normal?”
Nunca había convivido con alguien con este don, así que no estaba muy seguro como funcionaba, y lo único que conocía de él, era lo que había leído de niño en los libros del padre Albino.
“no ya no pude”
Su voz estaba impregnada de decepción, como si el hecho de no haber sanado fuera un fracaso.
“Yo lo cure”
Luis por fin habló, él y Pablo durante todo este rato nos habían observado en silencio, casi me olvidaba que estaban ahí. Al escucharlo mi atención se centro completamente en él, estaba tan intrigado y feliz, habían otras personas que al igual que yo, no eran del todo normales “¡Yei ya somos tres!”
“Y ni siquiera le dejaste cicatriz… debó admitir que me impresionaste, eres bueno”
Mi tono demostraba mi felicidad y ya era en tono de broma, lo cual funciono, Luis sonrío alagado.
“Pues… gracias”
“si somos un grupo un tanto, especial ¿No crees?”
No había pensado en Pablo, Martin se regeneraba, bueno al menos normalmente, Luis sanaba, me pregunto qué hace pablo “yo creo que tendría que poseer una habilidad mas física, Martin y Luis son mas de defensiva así que Pablo debe ser la ofensiva”
“Pablo, ¿Tú que puedes hacer?”
Sonrío, creo que esperaba que le preguntara, se puso de pie y cerró las persianas, impidiendo que entrara la luz,
“¿Listo?”
Dijo emocionado y con un movimiento brusco sus manos quedaron iluminadas por una luz extraña, de pronto de las puntas de sus dedos salieron luces de colores, “Parecían láseres, tal vez quemaban, como si fueran calor concentrado” no dejé que me tocaran por si las dudas, pero el solo movía los dedos haciendo que las luces llenaran el cuarto y poco a poco cambiaban de color. Luis sonriendo encendió su estéreo, de pronto ya no creía que pudieran dañarme, en vez de parecer rayos de calor concentrado parecían… show de luces en un antro.
“Pablo… las luces… ¿Hacen daño?”
Pablo bailaba al ritmo de la música mientras movía los dedos llenando el cuarto de colores, en verdad se veía genial “¿Pero qué tan útil seria eso?” Martin y Luis se reían mientras examinaban mi expresión, intentaba no herir los sentimientos de Pablo, su habilidad se me hizo un tanto… rara. “Me recuerda a jubilo de los X-men, la tipa que no hacía nada aparte de sacar chispas de colores de sus manos, la que nunca peleaba, nunca defendía y que, desde mi punto de vista no serbia mas que para animar las fiestas”
“Pues si hace daño pero no te preocupes, solo si las vez por mucho tiempo… podría incluso, dañarte la vista permanentemente”
“¡O Dios mío! cuidado con la furia de Pablo”
Mi voz sin emoción alguna ocasionó una carcajada colectiva. Pablo apagó sus dedos, y volvió a abrir las persianas. No se veía muy contento por la burla, pero tampoco molesto, me imagino que ya se había acostumbrado “yo no podía ser el único que se había burlado de su grande y poderosa habilidad” pero bueno.
“muchachos vamos a bajar a clases no nos vallan a venir a regañar”
Lamentaba admitirlo, pero si debíamos bajar, a los padres no les gusta que estemos dentro de cuartos ajenos.
“Está bien voy a irme a cambiar, pero creo que ocupo hablar con ustedes, tal vez sepa que le pasó a Martin”
Con eso me despedí y cuando ya casi salía del pasillo se asomó Luis de su puerta mientras Martin y Pablo caminaban hacia el lado contrario que yo.
“Ángel por favor guárdalo como un secreto”
Sonreí, a mi también me causaba cierta desconfianza que otras personas supieran mi secreto, pero si ellos se manejaban con discreción, no deberíamos tener ningún problema.
“Yo no diré nada si ustedes no dicen nada… no te preocupes”

Octubre 13
Aun no he podido platicar con Martin y los muchachos, bueno al menos no de lo que yo quería, ahora nos sentamos con ellos a comer Alex y yo, pero aparte de comprobar que los de la paz son en verdad muy graciosos, no platicamos de nada.
Mientras estaba estudiando en mi cuarto “está bien estaba en mi cuarto escuchando música durante la hora de estudio” estaba tirado en la cama, comencé a tratar de buscar una manera de encontrar al enmascarado. Si quiero descubrir como regresar a Martin a la normalidad “si es que así puedo llamarlo” primero tengo que encontrarlo. Estoy convencido ahora que él fue quien logro quitarle su don. Después de distintas pruebas con un alfiler, “las cuales hizo el mismo Martin en la noche” nos dimos cuenta que ya definitivamente, no puede regenerarse. Tal vez a la hora de quitarle esa esfera tan rara, le quito también su don… nunca había escuchado de nada que pudiera hacer eso, pero pues, era la única explicación que podía encontrar, quería platicarlo con ellos pero esperaba a que se diera el momento.
Mientras pensaba en esto, Lalo entro a mi cuarto, se veía tan serio, y de hecho no recuerdo haberlo visto platicar con nadie, solo lo necesario. Su pantalón de vestir negro muy bien planchado, su camisa blanca de manga larga abotonada hasta arriba y el chaleco negro que usaba no le ayudaban mucho, aparte que se la pasa en su cuarto, prendiendo velas y leyendo la biblia “no que leer la biblia sea malo” claro que todo buen seminarista debe saber orar pero creo que también debe poder tener una vida social. Me quede inmóvil al verlo dentro de mi cuarto, lo recorrió lentamente con la mirada, y por su expresión podría haber pensado que le dolía estar aquí adentro, y el hecho que no estaba de acuerdo con mucho de las cosas que encontró. Su cara me recordó a la cara que puso mi madrina cuando me vio el arete en la oreja izquierda, “que ya no lo traigo… pero lo extraño”.
“¿Por qué tienes esa cuerda ahí?”
Apunto a la cuerda colgada en la pared
“Deberías limpiar un poco, mínimo barrer, Dios es un Dios de orden”
Está bien el cuarto no está impecable, pero si limpie hoy incluso barrí y todo.
“Por qué tienes esas velas… son de brujería verdad… eso es del diablo y tampoco deberías escuchar esa música también es del diablo”
Las velas eran aromáticas, no de brujería “y yo sabría si lo fueran, conozco a varias brujas y estas definitivamente no funcionarían para sus hechizos” y la música, está bien si es rock, pero un rock muy ligero “3 Doors down” ni siquiera es lo más pesado que tengo en mi PC, “Que diría si escucha a Haggard, me trata de exorcizar o algo así” y estoy seguro que no son satánicos. Que se cree este tipo, pero bueno esta había sido la oración más larga que me había dicho, y me hizo sentir como un niño regañado por un momento. Y al contestarle salió como una justificación, como si me estuviera excusando.
“Pues… la cuerda es de cuando iba a capoeira y la tengo como recuerdo… limpiar pues, si debería hacerlo, pero en realidad podría estar peor… y bromeas con lo de las velas y la música del diablo ¿verdad?”
Traté de hacer un chiste, tal vez tenga un sentido del humor, muy escondido en su interior, y logré lo que varios pensamos imposible… sonrió, “valla si se sabe sonreír, ya es ganancia”
“Claro que es broma, solo venia a ver si ya habías hecho la tarea de gramática”
“no, es muchísima y la verdad, ni siquiera la he empezado”
En verdad ni siquiera he abierto el cuaderno, “debó ponerme a hacer tarea” no tengo mucha pero si me descuido me puedo quedar atrás.
“pues deberías ponerte a hacerla en vez de estar escuchando esa música del diablo”
En verdad no parecía que estaba bromeando, se dio la media vuelta y se fue, antes que yo pudiera decirle nada “en verdad que es raro ese tipo… y parece emo”

Octubre 15
Hoy por fin pude platicar con Martin y con Luis, les platique lo que había visto, y para mi sorpresa lo aceptaron mejor de lo que pensé. “Mínimo no me cuestionaron y parecieron creerme” quedamos que tendríamos más cuidado, pero ninguno de ellos lo había visto, así que no estoy muy seguro como se van a cuidar de él, pero bueno. También quedamos en cada quien pensar en algún plan para ver qué hacer y después juntarnos a idear uno en concreto.
El resto del día me la pase tratando de pensar que hacer “sin mucho éxito”. En la noche al terminar las oraciones subí a mi cuarto, y de pronto lo vi. Me quede congelado, en verdad no sabía que hacer. Ahí estaba parado el enmascarado en medio del pasillo, sin importarle si lo veían o no, pasaba junto a los otros seminaristas que no le prestaban más importancia a mi cara “Debe haber sido graciosa”, creo que estaba buscando a alguien, se acercaba a las puertas y tocándolas con la palma de su mano se quedaba ahí por un pequeño instante, tocó el cuarto de Kazunari, después el de Miguel, paso el de Juan y se brinco el de Lalo llegando al cuarto de Alex. Ahí se quedo inmóvil por un momento. Había encontrado a quien buscaba.
“¿Qué demonios haces?”
Grité con fuerza tratando de esconder mis nervios, y pareció funcionar, volteo muy confundido, creo que no esperaba que lo pudieran ver. “¡lo sorprendí! punto para mi” con su atención ahora puesta fijamente en mi, se alejo de la puerta “Lo cual era bueno” saco su daga rara y avanzaba casi corriendo hacia mi “Lo cual era malo, muy muy malo” comencé a avanzar hacia atrás, “está bien correr… punto para él” en ese momento estaba seguro de dos cosas. Una este tipo no es humano, y dos no podía dejar que se me acerque. Corrí con todas mi fuerzas, pero me estaba alcanzando, corría por los oscuros pasillos y sin poder ver tropecé con un escalón “ultima vez que me burlo de las victimas de películas de terror” me iba a alcanzar, levanté el brazo con fuerza y cerré los ojos. Para mi sorpresa escuché un golpe y un leve quejido, aproveché para levantarme y vi al enmascarado tirado contra la pared. “Lo logré lastimar, diez puntos para mí! Pero ¿Qué no es fantasma?... ¿Cómo es que nadie más lo ve entonces?” se puso de pie y por primera vez escuché su voz
“Pagano infiel… escoria infernal… Que la furia divina te arrastre a los infiernos”
Después de maldecirme desapareció. “¿Qué tipo de insultos son esos?” ya estaba muy lejos de mi pasillo, y del cuarto de Alex donde todo esto empezó, pero con horror vi una luz por su ventana, corrí hacia ella, porque estaba más cerca, y al asomarme solo confirmé mi miedo, con horror vi como se acercaba el enmascarado a la cama de Alex aun el bulto entre las cobijas inmóvil ante el peligro. Me estaba esperando, se movió tan rápido que no alcancé a reaccionar, lanzó su daga y yo solo me quede ahí parado. Me preparé para el impacto, pero no vino de enfrente como lo esperaba, Alex me empujo por un costado, alcanzando a esquivar la daga aunque solo por centímetros, ahí tirados los dos en el pasillo junto a la ventana de Alex. Creo que el enmascarado estaba igual de sorprendido que yo, movió las cobijas y encontró un bulto hecho de almohadas y cobijas.
“Alex… ¿Cómo supiste…?”
Un golpe en la espalda me hizo perder el balance y caer al suelo “definitivamente no es fantasma… los fantasmas no pegan… asustan… atormentan… matan… pero no pegan” Alex me ayudo a levantarme, se veía muy asustado. Levanté la mirada y el enmascarado no estaba.
“¿Qué haces aquí Alex?”
“De nada Ángel, no tienes por qué agradecerme”
Demonios tenía razón “Genial”
“Gracias… ¿Pero como supiste?”
Su cara mostro de pronto preocupada, como si esa respuesta le causara problemas, cerró los ojos por un momento y sonrió
“bueno lo tomaras bien, así que está bien… lo que pasa es que pues, a veces puedo ver cosas”
No podía creerlo, tenía razón. Soy muy sensible a esas cosas, me había dicho, pero no había logrado ver al fantasma la ultima vez, ¿Cómo es que a esta cosa si la puede ver?
“Ángel, Vete a tu cuarto el padre Ramón te va a ir a buscar y si no estás te va a regañar”
“Pero Alex… a este… fantasma”
No me quiero meter en definiciones ahorita
“¿Si lo pudiste ver?”
“No exactamente, bueno más o menos, yo no lo pude ver pero pude verte a ti viéndolo”
Me detuve por completo “¿A qué demonios se refería con eso?”
“¿Que quieres decir con eso, mendigo raro?”
“Huy si como si tú fueras muy normal, señor peleo contra fantasmas a media noche. Mañana te explico, el padre Ramón va a pasar por tu cuarto como en un minuto y dejaste la puerta abierta”
“¡Demonios!” tenía razón si la había dejado abierta, resignado corrí a mi cuarto pero solo para encontrar al padre Ramón dando vuelta por el pasillo “creo que me asusto mas él que el enmascarado”
“ya duérmete vago, ¿de dónde vienes?”
Cerré los ojos, tenía la esperanza que con la oscuridad del pasillo no me haya visto, fingí un bostezo, y conteste en mi voz más dormilona que pude
“Si padre ya me voy a dormir, estoy tan cansado”
Mientras hablaba me metía a mi cuarto y fingiendo indiferencia cerraba la puerta
“buenas noches padre que Dios lo bendiga nos vemos mañana, el levanto es a las 6:15 verdad, más vale me vuelva a acostar no vaya a ser que me quede dormido adiós”
Y cerré la puerta, guau tantas palabras y sin tomar aire, creo que quedo tan mareado que ya me dejó en paz, me tire en la cama, “con la luz apagada obvio para que no me vinieran a regañar” ¿a veces puedo ver cosas?, ¿te vi a ti viéndolo?... no entiendo, pero lo único que sé es que hay más gente rara en este lugar de lo que pensé, lo cual me da mucho gusto, así tal vez cuando me quemen vivo en el patio central, ya mínimo no estaré solo.


Octubre 17

Ayer platique con los paceños y esta vez intente invitar a Alex, pero él dijo que sería mejor que primero les comentará y que ya me acompañaría otra ocasión, tomaron las cosas con mucha seriedad, platicamos sobre lo que había pasado y todos estaban muy sorprendidos con el hecho que Alex tenia habilidades también, platicamos sobre que hacer con el enmascarado, pero nadie habíamos encontrado un buen plan, todos concordábamos con que teníamos que mínimo primero saber lo que era, para después ver qué hacer con él.
Y antes de dormir me lo volví a encontrar, esta vez lo vi cuando salía al baño, y note una luz plateada en la ventana de Pablo, pensé que podría ser el mismo, usando su súper habilidad, pero más vale prevenir que lamentar. Corrí y casi choco con el enmascarado quien estaba ya a centímetros de otra de esas extrañas esferas de luz plateada.
“¡Hey deja ahí!”
Le grité como si fuera un niño jugando con algo indebido.
“Como te atreves a darme ordenes a mi infiel maldito”
Su tono mostraba rasgos de una sonrisa “creo que esperaba encontrarme” antes de que pudiera responderle “una de mis tantas respuestas ya premeditadas” me lanzó su daga con una mano, la daga no iba dirigida a ningún punto vital, a mi pierna, pero aun así la esquivé “Estoy seguro que aunque no me mataría, me dolería mucho… y pensé inteligente evitarlo” una vez más las clases de artes marciales tomadas en el pasado me habían servido. Pero mientras me distraje “lo cual tal vez fue su intención… demonios… punto para él” con la otra mano atrajo la esfera y de nuevo al tener contacto con su palma desapareció, como si la hubiera absorbido.
“Deberías dejar de tomar lo que no es tuyo”
Utilizando la mente lo lancé hacia atrás, calló a unos cuantos metros, y desapareció “cobarde”
“Deberías purificarte escoria humana”
Lo escuché detrás de mí, los siguientes segundos los vi pasar en cámara lenta, me di la vuelta para encontrarme con tres de sus dagas en el aire dirigidas hacia mí, alcance esquivar una, otra la lancé contra la pared con la mente, pero la tercera… ahogué un grito, porque ya estaba llamando suficiente atención, pero el dolor en el costado me advertía que no había logrado esquivarla.
El enmascarado no se movía “lo cual era bueno, porque si lo hubiera hecho, no me iba a poder levantar muy rápido que digamos” caí al suelo luchando por poder respirar, la vista se me nublo y el dolor poco a poco se esparcía, sentía como algo por dentro se rasgaba.
“Relájate, pronto podrás entrar a la casa del Señor, purificado de todas tus aberraciones”
“No voy a gritar, no voy a gritar, no voy a… falle” mi grito no fue por dolor, aunque ciertamente había eso, fue por desesperación, y sabia lo que estaba pasando, luz comenzó a salir de mi herida, saqué la daga y tal como lo esperaba no había sangre, solo luz. Estaba seguro que me estaba haciendo lo mismo que a Martin, si no hacia algo pronto me robaría mis habilidades. Con horror vi como una esfera de luz salió de mi costado, y flotó por el pasillo. El enmascarado se lanzó por ella y como pude me levanté, moví la mano para lanzarlo para atrás y no paso nada.
“¿Que demonios me hiciste?”
“Te he purificado de las acciones del diablo”
Sabía que si el la tocaba la perdería para siempre y no podía permitirlo, pero mientras yo me quedaba ahí parado confundido “y debó admitirlo también asustado”, él se acercaba a la esfera y sin pensarla dos veces corrí, lancé una patada directo a su cara, creo que no esperaba eso, porque ni siquiera trato de esquivarla, el golpe fue directo a la quijada, “mi maestro de capoeira hubiera estado orgulloso”, cayó de espaldas dejando la esfera a mi alcance, me estire y la trate de tomar con la mano, pero antes de que la pudiera alcanzar, su pie me pateo tras las rodillas, y obviamente me caí, tirado boca arriba, vi como paso junto a mi, directo hacia la esfera que poco a poco flotaba por el pasillo, una vez mas levante la pierna lo mas alto que pude, y desde el piso logre golpearlo de nuevo en la cara, una vez mas se calló, me levante y corrí lo mas rápido que pude hasta la esfera, con el enmascarado justo detrás de mi me estire y cuando mis dedos tuvieron contacto con ella desapareció entrando en mi de nuevo, sentí como mis fuerzas regresaban.
“Ok tratemos esto una vez mas”
Lancé mi mano hacia un lado estrellándolo contra la pared, y después hacia atrás, tratando de quitarle la máscara, tal vez si lograba verle la cara podría identificar quien era, cayó hacia atrás pero la máscara aduras penas se movió un poco y de pronto solo desapareció.
Me quede ahí parado por un momento agitado, cansado y confundido, de pronto un dolor en el costado me hizo recordar el cuchillo, no estaba sangrando pero eso no hacia que doliera menos. Cojeando regrese a mi cuarto y me tiré en la cama, le marque a Rojo pero dijo que estaba ocupado y colgó sin que le pudiera decir nada.

Octubre 16

En la mañana después de las oraciones corrí por los pasillos para alcanzar a Pablo, lo acompañe a su cuarto a quitarse la sotana.
“¡Pablo!”
“¿Qué pasa Angelito?”
Angelito se ha vuelto uno de mis apodos, sin importar el hecho que soy más alto que la mayoría de ellos. Cerré la puerta de su cuarto para que nadie nos pudiera escuchar
“Anoche lo vi otra vez… y pues lo siento no logré detenerlo creo que te quito”
“¡No es cierto!”
Sonaba desesperado, como si le hubiera dicho que tiene una enfermedad terminal o algo así, pero… vamos solo son luces.
“Pero no te preocupes descubriremos quien fue y las recuperaremos”
No me estaba escuchando, solo movía sus manos como la otra vez, pero ahora no salía nada. Con un poco de pena me salí del cuarto después de dejarlo ahí casi llorando me fui a clases.
En la hora de la cena anunciaron un paseo a la cuenca lechera con las damas del seminario, le pregunte a Tavo quien eran esas,
“Son unas señoras con peinados chistosos que apoyan al seminario, tienen mucho dinero, son las esposas de los dueños de las empresas mas grandes de Tijuana, ya sabes gente con dinero, muy guapas y muy propias ellas, cada año nos llevan a la cuenca lechera a convivir”
Un paseo, pues tengo desde la primaria que no salgo en un paseo escolar. Puede que sea divertido, después seguí escuchando el anuncio,
“Lleven ropa de deporte, por que vamos a hacer torneos y es obligatorio”
“¿Obligatorio?... tan bien que había empezado”


Octubre 20
Nos levantaron muy temprano, para irnos a la cuenca, todos medio dormidos nos subimos al camión cargando con un cambio de ropa deportiva y dispuestos a convivir con la comunidad “bueno al menos eso es lo que nos pidieron”, ya nos dijeron que nos tocó jugar, a mi “supongo por ser alto” me toco jugar básquet bol. En el camión Juan iba gritando estupideces por la ventana, y comentando su plan de impresionar a las damas, para ver que le daban “Que asco” y su risa se volvió cada vez mas molesta, suena como una mescla entre una mujer dando a luz y un perico. Para lograr ignorarlo un poco, le puse los audífonos al celular, le subí todo el volumen y me aislé.
Anoche otra vez intenté marcarle a Rojo, pero dijo que estaba en el taxi que después me marcaba, hace mucho que no hablo con él, mis papás me marcaron en la tarde eso me tranquilizó un poco, puedo sentir como la soledad poco a poco me va afectando, es tan raro, vivo con mas de cien personas, y aun así me siento muy solo.
La cuenca lechera es… como describirla… grande, no es muy bonita, pero es agradable, y de hecho tengo un vago recuerdo de ya haber estado aquí antes, aunque no se cuando, me acuerdo de estar jugando con Rebeca, pero no recuerdo con quien venimos. Bueno las señoras estaban ahí esperándonos, si eran muy guapas, todas muy bien arregladas y peinados antiguos pero muy bien colocados, “definitivamente hechos en salón” copetes enormes, cabello súper fijo, collares y demás cosas, en fin, muy guapas y sonriendo nos dieron la bienvenida.
Me sorprendió mucho que, siendo las esposas de los empresarios más grandes de Tijuana, las encontrara en la cocina preparándonos unas quesadillas. Digo era obvio que podrían contratar a alguien para hacerlo, pero aun así ellas mismas nos estaban haciendo desayuno, eso en verdad lo aprecié mucho, nos tenían nieve, nachos, fruta, paletas, bueno todo un gran buffet de chucherías para atascarnos a gusto.
Jugué un rato básquet y luego vóley, para mi sorpresa me divertí “aun cuando Alex ya me había dicho que iba a perder en vóley”. Después de eso nos reunimos para comer en la tarde, ricos tacos de asada, las damas y los padres se sentaron aparte, con el obispo “¿Que no teníamos que convivir?” bueno ellos comieron paella, Juan estaba que se moría de coraje, mientras se atascaba su sexto taco, se quejaba por que a el no le habían dado paella, “pero si los tacos estaban buenos no se para que se queja” e igual que los perritos cuando esperan a que se caiga algo de la mesa, no les quitaba los ojos de enzima a las damas que estaban sirviéndola, y cuando ya habían terminado de hacerlo se acerco con una cara de niño africano hambriento extendiendo su plato vacio
“A… es paella… se ve muy rica”
“¿Te gusta?.. ¿Quieres un plato?”
“Si por favor… es que casi no me gustan los tacos”
Me dio tanta pena, verlo venir con una sonrisa enorme, como si hubiera logrado algo importante, “lo único que hizo es dar lastima” se sentó y mientras otros de sus amigos, salivaban a su alrededor, “me recordó cuando les lanzas un hueso a los perros, así como se pelean varios por el mismo hueso”. Después de la gran comida hubo un rato libre, nos juntamos, Alex, Lalo, Wacho y yo y estuvimos platicando un rato, bueno Wacho solo por muy poco, por que en cuanto se dio cuenta que estaban jugando futbol se fue, trate de invitar a Jorge pero solo sonrió y siguió caminando. Si me junto con gente pero aun así me siento solo, Lalo se la pasa diciendo que todo lo que hago es del diablo, Alex, aunque es con quien hablo mas, no me entiende del todo y siempre necesita tener la atención, “creo que es por que es hijo único” y Wacho pues es gracioso pero en realidad no platicamos mucho que digamos. Rojo parece siempre estar demasiado ocupado para hablar con migo y cuando logro tener una conversación con él, esta tan seco, casi como si estuviera enojado. Bueno no dejare que esto me traume.
Ya casi para irnos nos juntamos para celebrar la misa, oficiada por el obispo “Una larga… muy larga misa” y para cerrar con broche de oro, nos presentaron a nosotros los nuevos, con un pequeño esquech que habíamos preparado, para hacerlas reír un rato “ridiculicen a los nuevos, por que no” después de haber divertido a todo mundo, las señoras nos dieron a todos un regalo, me regalaron unas sabanas y una toalla.
Llegué al seminario como a las seis y aprovechando el resto del día nos juntamos todos los “raros” en un café que esta por aquí, esta vez Alex nos acompañó, un poco nervioso pero fue de cualquier manera.
“No estoy seguro si creo que puedas ver el futuro, tal vez solo Ángel quiere incluirte por que eres su amigo”
Martin no se veía muy convencido, Luis y Pablo no hicieron tantas preguntas así que asumí que si le creían
“Pues no se si pueda ver el futuro, pero si hace algo, aunque me pesa y duele admitirlo, si no hubiera sido por él, el tipo ese me hubiera robado mis cosas a mi también”
Alex cerró los ojos por un momento y se talló la cien, ignorándonos por completo, después de un rato, volvió a abrirlos y regreso su atención a nuestra pequeña reunión, y por primera vez desde que llegamos habló
“Miren no se muy bien como funciona, solo veo cosas, no siempre son exactas, siempre están cambiando, y no puedo ver a todos, por ejemplo a Ángel se me complica mucho verlo, es borroso, pero a Pablo lo puedo ver perfectamente… tal vez por que ya no tiene su habilidad, bueno la cosa es que veo varias posibilidades, por decirlo así, entre mas probable que pase mas clara es, solo que el futuro cambia constantemente de acuerdo a las decisiones que tomamos, por ejemplo, Luis fue al baño, en el camino se topo a una muchacha que le gusto, veo dos posibilidades, la menos clara es que le hable y lo rechacen por que… ella esta muy enamorada… de su novia, o la que veo mas factible, que el venga muy sonriente y nos diga que ha encontrado al amor de su vida… jugando obviamente”
Todos lo escuchamos atentos, y de hecho y hecho, entró Luis muy sonriente,
“Hey plebes, acabo de toparme con el amor de mi vida, vez a la mesera de allá”
Silencio total, no sabíamos que decir Alex le hablo a la muchacha y sin esperar que alguno de nosotros lo detuviera le pregunto
“Muchacha, ¿Te puedo hacer una pregunta?... estamos haciendo una investigación sobre parejas, ¿Qué es lo primero que le ves a un hombre?”
Luis se sonrojó pues no había escuchado el resto de la conversación, y pensó que lo estábamos tratando de poner en ridículo, la muchacha pareció apenada pero contestó:
“En un hombre… no se, pero en una pareja lo primero que busco es que me haga sentir segura”
“muchas gracias muchacha”
Alex la despidió y ella se volvió a sus labores, Martin lo veía con la boca casi abierta “bueno todos”
“pues así es básicamente como funciona, pero no veo todo siempre, por ejemplo a ti Ángel, no te puedo ver, es como si intentara ver atreves de un vidrio empañado, pero la noche que te encontré me vi a mi mismo, y dentro de esa visión estabas tu, así fue como te pude encontrar, pero no todo lo que veo pasa, es muy inexacto, cambia a cada rato, podrían decir que veo solo las posibilidades, de acuerdo a las decisiones que han tomado hasta ahorita, pero si deciden cambiar alguna, todo puede cambiar”
Había conocido a gente que tenia premoniciones, incluso yo a veces tenia ciertas revelaciones mientras dormía, pero nunca me había topado con alguien con la habilidad de Alex, y ¿Por qué no me podía ver a mi? “¿Que acaso hay algo mal con migo?”
“oye y no puedes ver quien es el tipo que nos esta quitando las habilidades”
Pablo preguntó muy preocupado “no se por que… no es como si su don es muy útil… lucecitas wow que necesario” pero Alex negó con la cabeza
“No ya trate de buscarlo… sabia que me lo preguntarían, y si lograba decirles quien era… nos ahorraríamos mucho… trabajo, pero tampoco lo puedo ver, hay gente con la que se me complica, por ejemplo yo creo que Ángel se me borra por que su habilidad lo hace… mezclarse con los demás, así que no puede definirlo bien a él, si no conozco a la persona también me es mas difícil, no imposible pero si mas difícil. Al tipo de la mascara solo lo puedo ver atreves de otros… veo que otros lo ven, pero no a él mismo, así que en realidad para cuando lo veo ya es muy tarde y nunca lo he visto sin mascara”
Bueno valía la pena intentarlo, y ¿Mezclarme?, tal vez se refiere al hecho de sentir lo de los demás entonces como los sentimientos de otros están en mi, no pueda definir los míos
“no entiendo… ¿Ángel que no eres telequinetico?”
Genial, no les había dicho la parte de la empatía, parte por que no había salido el tema, y parte por que no tenía ni la menor idea de cómo explicarlo, y ahora la curiosidad de Luis me obligaba a explicarlo, vi a Alex con cara obviamente molesto pero sólo se encogió de hombros
“Pues… si, pero… pues también…empático”
“¿apático?”
Dijo en tono burlesco “este tipo en verdad es sarcástico… bueno tal vez, yo no debía decir nada”
“no menso, empático… básicamente quiere decir que puedo… percibir las emociones de los demás, la mayor parte del tiempo la suprimo, es muy molesto, pero de vez en cuando es útil, asi es como encuentro al tipo ese, se supone que alguien que puede desarrollar el don lograra inclusive… infectar, por no saber una palabra que funcione a los demás, ósea hacerlos sentir lo que quiera… claro que yo no puedo, me falta muchísimo, en verdad no soy un empático muy bueno que digamos”
Mi explicación no me convenció ni a mi mismo, pero mínimo no dijeron nada, pasamos el resto de la tarde platicando de cosas sin sentido, divirtiéndonos como un grupo de amigos… “¿Será que eso comenzábamos a ser?”

Octubre 25

Martin y Pablo siguen deprimidos por la perdida de sus habilidades “aunque aun no entiendo por que se deprime Pablo… solo son luces” pero gracias a eso, estábamos mas enfocados en encontrarlo, me pedían que les explicara con lujo de detalle todo lo que me había dicho.
“Por los insultos suena como un fanático religioso”
Comento Martin en la mañana en uno de los recesos entre clases
“Pues puede que sea uno de los padres”
Le contestó Pablo
“pero creo que si fuera uno de ellos yo lo sentiría, y nadie aquí se siente como el, es extraño, esta tan enojado, y el siente que esta haciendo lo correcto, casi como si fuera su misión divina o algo así… como en la santa inquisición”
“Tal vez tengas razón Ángel, pero sea quien sea tienes que cuidarte, corriste con mucha suerte la vez pasada, y no puedes dejar que te los robe, eres nuestra única defensa, has sido el único que lo ha podido ver”
Luis tenia razón, si había sido el único, no me había dado cuenta de eso, pero la única defensa “gracias por la presión”
“¡Hey! Pero no puedo ser la única defensa, estamos ya en exámenes, y si de por si ya estoy estresado con tantas tareas, no se si puedo estar al tanto de todos al mismo tiempo”
“¡Hay Ángel vamos! No inventes que tareas no haces, no estudias para los exámenes, así que a mi no me vas a engañar”
El tono sarcástico de Alex me forzó a sonreír
“bueno pues no por que no estudie significa que no me preocupo por los exámenes, solo no me preocupo lo suficiente como para estudiar… y si hago tareas, durante las clases pero las hago”
Dije ya sonriendo
“¡Anyway! veré que puedo hacer, y Alex mínimo intenta buscarlo”
“lo intento pero no lo he podido ver”
Y así quedo, ellos confiaban en que yo los podría defender de esta cosa lo suficiente para que ellos descubra quien es, me pregunto ¿Qué vamos a hacer ya que lo averigüemos? En la comida nos sentamos juntos otra vez y de nuevo solo pensábamos en distintas posibilidades de quien podía ser, unos están convencidos que es el padre Ramón, otros creen que ni siquiera esta en el seminario, y otros como yo, no tenemos ni la mas mínima idea de quien podría ser.
En verdad me estoy estresando, me siento muy cargado, tengo mucha tarea que hacer, los exámenes también me estresan “aunque sigo sin estudiar” extraño a mi familia, extraño a mis amigos, y me siento muy solo. Rojo no me habla, o al menos no como antes, parece estar molesto, supongo que solo se esta acoplando al cambio, pero que no habíamos dicho que no dejaríamos que esto pasara, que siempre estaríamos ahí el uno para el otro y eso… aunque, en realidad, yo no estoy ahí para él, yo fui el que lo dejé, yo fui el que rompió todas las promesas de nunca abandonarnos, ¿Con que cara le reclamo? ¿Cómo me atrevo ha estarle reclamando el no estarme acompañando, cuando yo fui quien se alejó? O demonios que horrible amigo soy, que egoísta, que ego centrista, que enfermo, debería…
“Ángel ni lo pienses”
Me dijo en tono reprobatorio Alex, que estaba sentado frente a mi, pero yo no había dicho eso en voz alta, ¿O si?, ¿Que acaso leía la mente? ¿O tal vez yo estaba tan confundido que en vez de pensarlo lo dije en voz alta?
“De que hablas Alex”
Le dije con mi mejor sonrisa y con la voz más feliz que logré en el momento “muy convincente debó admitirlo”
“No te vas a salir, Rojo estará bien dale tiempo”
¿Cómo lo supo?... ¡Claro! De seguro tuvo otra de sus tontas viciones y como estos sentimientos eran muy míos, de seguro no tuvo problema para verme… me pregunto que habrá visto. De pronto sonrio, ese tipo de sonrisa cuando te encuentras un billete tirado en la calle.
“nadamas ocupas distraerte, creo que esto te va a ayudar”
Dijo apuntando al Padre Ramón que se preparaba para dar un aviso
“Muchachos, solo para informarles que el ultimo fin de semana del mes tendremos nuestro paseo campamento, para que vayan consiguiendo sus casitas de campaña y sus chamarras por que hace mucho frío”
¿Un campamento? No suena tan mal, tal vez Alex tenia razón, ya para el fin de semana habré acabado los exámenes y pues el distraerme me ayudara… espero.

Octubre 31

Hoy salimos después de la comida hacia el rancho San Lorenzo, es muy grande y medio tenebroso, tiene un lugar donde se pueden hacer charreadas, tiene viñedos grandes pero parecen estar abandonados, las uvas están todas secas “parecen pasas”, hay canchas de bascket y una de futbol con zacate y toda la cosa, mi grupo quedo en la final contra el equipo de Jorge “no gracias a mi participación” pero ya mañana se jugara el partido. Hoy solamente construimos las tienditas y nos instalamos, hay mucha comida “por lo cual yo y Alex estamos muy contentos” me quedare con Lalo y sus amigos, Jorge aguayo un señor con quien no he hablado mucho pero se ve muy bueno, se la pasa rezando y atendiéndonos a nosotros “de hecho le dan carrilla de santo” yo no llegaría a tanto pero si es muy buena persona, solo que no hemos platicado mucho que digamos, y con Toño, con quien si trate de platicar pero es muy serio, me cae muy bien y lo poco que dice me causa mucha gracia, pero simplemente es muy serio, y como Lalo muy cerrado también.
Ya en la noche pusieron películas, La vida en Rosa y El exorcismo de Emily Rose “como si esta noche no fuera lo suficiente tétrica” y ya que se terminaron, unos cuantos mas asustados que otros se fueron a dormir, yo me quede al karaoke con Martin, Alex, Tavo, Pablo y Luis “en verdad que me divierto mucho con esos tipos” jamás cantamos ni una sola canción completa, éramos los coristas, haciendo bulla y relajo detrás de los valientes que si se animaban a cantar. Había un buen número de semis divirtiéndose por ahí, incluso se llegó a sentir como una noche bohemia, los cigarros comenzaron a echar humo, las canciones cada vez mas llenas de sentimiento y las risas cada vez mas fuertes “lo único que faltó fue el alcohol y hubiera sido perfecta” a pesar de que no había ni una sola gota de alcohol, Benito se meneaba de lado a lado, canturreando las canciones cada vez con menos sentido, y en ciertos momentos pensé que se caería “parecía el típico tío borracho de las fiestas” ya como eso de las doce cuando el ambienta se estaba poniendo mejor llegó el padre Ramón a callarnos, y nos dijo que ya nos fuéramos a dormir. Y ya para cuando fui a la casita estaban todos dormidos “mendigos santurrones” bueno supongo que esta bien, solo esperaba, no se, que nos durmiéramos tarde platicando o algo así “creo que escogí la casita equivocada para eso” así que con mucho cuidado para no despertar a nadie, me acomode en el lugar que ya me tenían reservado y me dormí.




CONTINUARA...

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