miércoles, 26 de agosto de 2009

A caminar en la oscuridad nos enseña aquel que aprendió a brillar

El artículo “alentados por los rumores de un silencio tenue” presenta un punto de vista muy interesante y ciertamente uno que comparto por ya bastante tiempo. Viendo la realidad en la que la iglesia vive hoy en día, sobre todo en los países europeos podemos observar como la iglesia poco a poco va perdiendo adeptos, ya no llenando las expectativas que esas personas tienen, donde la mayoría de la gente se siente insatisfecha con doctrinas y documentos que no les comunican nada.
Desde hace años se habla en la iglesia de la necesidad de renovarse y bajar el volumen a las doctrinas y elevárselo a los hechos, en pocas palabras dejar de hablar y ponerse a trabajar. Podemos ver que al inicio del Cristianismo lo que causó que se diera de manera tan fuerte (aparte de la multiforme gracia de Dios) fueron los hechos, que los mismos apóstoles se encargaron de predicar por todo el mundo, y de persona en persona se fue propagando el mensaje del dios que salva y resucitó de entre los muertos. Hechos que para el tiempo eran actuales, les reflejaban un Dios entre ellos, ahora si creemos que Dios está vivo por qué resucito, ¿Dónde están sus prodigios actuales? ¿Quiénes hablan de sus milagros? “Con frecuencia el cristianismo se reduce a narrar y recordar sólo historias de salvación que han quedado consignadas en la Escritura, no las que ocurren en el presente” y el hombre contemporáneo no se identifica con el hombre de hace dos mil años.
Los apóstoles no sólo dieron una nueva manera de pensar el mundo, como muchas veces la ofrecemos nosotros, sino que dieron una nueva manera de vivir en el con ejemplos concretos, pero la iglesia se a intelectualizado tanto, y esta bajo tanto ataque que se aferra en desacreditar a las demás religiones y afirmarse a sí misma, en vez de salir a anunciar la acción salvífica de un Jesús vivo entre nosotros.
Dios no se manifestó primariamente como verdad del mundo ni como fundamento de toda verdad y de todo conocimiento, si no como Buena noticia para los empobrecidos. Las Escrituras nos muestran a un Jesús que sale con la gente, que camina con ellos, que se mescla con los pecadores y con los enfermos, escogió a gente sencilla, gente envuelta en la oscuridad de la época.
“En tiempos oscuros nos ayudan quienes han sabido andar en la noche” y así también en estos días Dios se manifiesta de una manera milagrosa y absoluta, pero no son reconocidos, con esto no me refiero a hacer alarde de ellos como personas pero existen aquellos que aun llevan la acción mesiánica a la práctica, Juan Pablo II, Madre Teresa, y muchas otras almas piadosas que no han sido reconocidas. Y son estas historias de salvación las que la iglesia debe dar a conocer, debemos salir y mostrar que Dios está vivo y no solo con palabras sino con acciones.
Los documentos que la iglesia publica, al leer los signos de los tiempos, aunque llenos de muchísima sabiduría, no están dirigidos al pueblo, simplemente basta con ver el lenguaje que se utiliza, necesitamos recordar que somos llamados a transfigurarnos en Jesucristo y como el debemos vivir por los necesitados; somos llamados a ser sus apóstoles, y así como ellos no eran todos grandes intelectuales, pero con su manera de vivir lograron, no entender y descifrar los grandes misterios de las Escrituras, sino algo mucho más importante, vivirlos, luchemos porque también se pueda decir de nosotros “Mira como se aman”.


Por: Ángel Soberanes


fuente: F. Cormenzana Javier Vitoria, “Alentados por los Rumores de un Silencio Tenue”, Revista Internacional de teología CONCILIUM, Pamplona España 2005, pp. 147-154

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